VI. Los Húrvlars de Ívrlya

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ADVERTENCIA: CAPÍTULO LARGO.

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Tardaron tres días enteros en llegar al linde del Bosque Negro y medio más para situarse entre este y el Anduin. A pesar de que el trineo de ramas entrelazadas fuera tirado por Liebres de Rhosgobel, tuvieron que parar para que descansaran y ellos mismos recuperaran las energías de tener que viajar de pie, sujetándose al trineo. Llegaron al hogar de Radagast una mañana con el sol saliente ya en el firmamento, el rocío de las hojas cayendo en suaves gotas que irrumpían la calma de los animales que aún permanecían durmientes.

El pardo mago miró a su acompañante con creciente tristeza, no podía evitarlo. La hobbit que había visto tan llena de energía en el campamento enano, antes de que acudieran al rescate de los propios, había menguado tanto que no era más que un triste recuerdo de lo que alguna vez había sido. Bryssa se sentía sola, malquerida y una carga, y lentamente, Radagast fue más y más consciente de ello. Había tomado la decisión de irse con él, sí, pero no por pura voluntad propia, sino porque no había tenido elección alguna al respecto.

    —Creo que te gustará Rhosgobel —interrumpió el Istari, rompiendo el silencio que envolvía la calma del bosque—. A pesar de lo que está ocurriendo aquí, te gustarán los animales y las plantas. Y los árboles. Algunos incluso podrían llegar hablarte, los Ents son criaturas muy sabias. Espíritus que habitan dentro de los grandes y viejos árboles.

    —Estoy segura —se limitó a contestar Bryssa, intentando sonar mínimamente emocionada, pero en vano.

¿Qué pensaría Bilbo de ella? ¿La consideraría una traidora por dejarlo solo con los enanos y Gandalf? ¿Y Gandalf, se sentiría culpable siquiera? Era muy probable que no y, por un momento, Bryssa dejó que la tristeza se esfumara y que en su lugar el enfado empezara a burbujear. ¿En qué momento había considerado que debía emprender una aventura acompañada? ¡Era más que capaz de cuidar de si misma! Sus dedos rozaron débilmente la superficie rugosa y todavía en ligera carne viva que era su cicatriz. Había luchado contra un trasgo y lo más probable era que esa panda de estúpidos creyera que se lo había hecho tras una caída o algo por el estilo. 

Bryssa | El Hobbit & ESDLADonde viven las historias. Descúbrelo ahora