«diez»

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Dos meses después...

Christopher se siente confidente y listo para demostrar todo lo que Mazikeen le ha enseñado. Todo este tiempo que ha pasado se ha hecho muy cercano con Mazikeen, por supuesto que aun sigue pensando que ella es caliente como el infierno, pero por alguna razón que todavía no entiende se ha encariñado con ella. Aunque no diría que no, si se le llega a dar la oportunidad de follar con ella, no lo juzguen, nunca dejaría pasar esa oportunidad.

—¿Entonces? —la pelinegra se cruza de brazos con una mueca burlona en su rostro. —¿listo para enseñarme lo que has aprendido todo este tiempo y demostrarme que no solo perdí mi tiempo contigo? —arquea una ceja.

—Vamos. —dice en tono arrogante, agarrándole las llaves de la mano. —sube si no tienes miedo. —sonríe de lado.

Haise se sube al auto con él, con una gran sonrisa en sus labios. Christopher enciende el motor y pone en práctica todo lo que ha aprendido. La pelinegra lo mira sorprendida ya que nunca había puesto sus habilidades en práctica de esa manera.

—El cambio de... —

—Lo sé. —Christopher hace el cambio con la palanca, dándole un guiño a su acompañante.

Ella no dice nada, simplemente sonríe y se siente orgullosa de lo que le ha enseñado. Ahora sabe como su padre se sintió cuando ella le demostró todo lo que aprendió de él, y es un sentimiento que la hace sentirse mas cerca de él aunque él ya no este allí físicamente.

—¿Y que tal? —el castaño pregunta emocionado.

—No estuvo mal. —ella se encoge de hombros, sin darle tanta importancia.

—¿¡Como te atreves!? —él jadea indignado, poniéndose una mano en el pecho dramáticamente.

—Okay, okay... —Haise pone los ojos en blanco. —estuvo más o menos. —vuelve a encoger los hombros.

—¡Eso es aun peor! —lloriquea, pareciendo un niño caprichoso.

—Okay, okay. —balbucea en tono burlón. —lo hiciste muy bien... —

—¡Lo sabía! —la interrumpe gritando como un niño pequeño emocionado.

—Pero no dejes que se te suba a la cabeza. —pone los ojos en blanco. —y aparte, te hace falta hacer esto allá afuera. —señala el tráfico. —una cosa es en un circuito cerrado, y otra cosa es allá con todo los demás autos y peatones... —

—Buena manera de matar mi buen humor. —Christopher dice en un tono sarcástico.

—Para eso estoy aquí. —sonríe de oreja a oreja.

El castaño niega con la cabeza, riéndose por lo bajo. Le gusta que Mazikeen sea así, que no lo quiera impresionar como todas las demás personas lo hacen... bueno, hay otra persona que nunca ha intentado impresionarlo tampoco.

Haise Gómez.

¡Oh esa chica! Nunca ha tratado de impresionarlo o de complacerlo en todo lo que él se le de la gana. Hay veces que Mazikeen le recuerda a Haise, en la forma que ella actúa y su esencia, pero sabe que no pueden ser la misma persona.

—¿Chris? —la voz de Mazikeen lo saca de sus pensamientos. —¿a dónde fuiste? —

—¿Cómo? —pregunta confundido.

—He pasado los últimos 5 minutos hablando y hablando; y tu nada que me pones atención... hasta me burlé de ti, y ahí fue cuando me di cuenta que no me estabas escuchando. —lo mira con los ojos entrecerrados.

—Lo siento. —se disculpa apenado.

—¿En que estabas pensando? —cuestiona curiosa.

—Tú y yo... haciendo la pachanga vertical. —mueve sus cejas de arriba hacia abajo con una sonrisa pervertida en sus labios.

IT'S IN HER DNA - HAISETOPHERDonde viven las historias. Descúbrelo ahora