«dos»

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Haise se queda viendo a su imagen en el espejo, hay días en los que piensa seriamente en vestirse así para cuando va a la escuela. Para que por fin se dejen de burlar de ella por no arreglarse, pero ha tratado de probar un punto desde que empezó la preparatoria y no cambiará eso ahora que está en su último año.

—Me gustaría verles las caras a esos idiotas. —Richard le dice, poniéndose de pie detrás de ella. —te lo juro que estarían detrás de ti como bobos tratando de conseguir tu número. —le sonríe a través del espejo.

—Ellos nunca me verán así, Rich. —Haise frunce la nariz, observando su vestuario de cuero negro.

—No merecen verte así. —su mejor amigo la corrige.

—Eres un bobo. —le da un golpecito en el bíceps.

Su teléfono vibra en la mesita de noche y sabe que es el que usa para las carreras así que la única persona que puede ser es Madison. Richard se lo pasa, haciendo una mueca.

"En el puerto abandonado en media hora." es todo lo que dice y ella sabe lo que significa.

Haise sabe de autos por su papá , él le enseñó todo lo que sabe ya que él siempre quiso un hijo, nunca fue en el modo machista. Él le enseñó a conducir, convirtiéndola en la mejor corredora de carreras de autos urbanas en Los Ángeles. Su padre murió hace un año, lo que la llevó a entrar al negocio de carreras; y desde entonces ha vivido al cuidado de su hermana mayor, Paulina.

—¿H? —su hermana dice desde el otro lado de la puerta. —¿puedo pasar? —pregunta dudosa ya que sabe que Richard está allí.

—Por supuesto, Pau. —sonríe de oreja a oreja mirando a su mejor amigo.

—Oye... ¿vas a salir? —cuestiona al verla lista.

—Si. —toma una chaqueta de cuero y su cartera de mano. —¿necesitas algo? —

—Puede esperar hasta que regreses. —vuelve a ver a Richard. —hola. —dice en un susurro.

—Hola. —Richard regresa el saludo, un poco avergonzado.

—¿Tu irás con ella? —el moreno solo asiente. —me la cuidas, ¿vale? —

—Eso no lo tienes ni que preguntar. —le guiña un ojo y los colores se le suben a las mejillas a la rubia.

—Vámonos Romeo. —Haise empuja a Richard fuera de la habitación dejando a una apenada Paulina allí.

Caminan hasta el garaje de la pelinegra y se suben al auto de ella, un Porsche rojo con negro. Conduce por unos minutos antes de interrogarlo con las mil preguntas que tiene en la cabeza.

—¿Has tenido algo con Pau? —lo ve por un segundo antes de ver a la carretera otra vez.

—No. —contesta rápido, frunciendo el ceño.

Haise entrecierra los ojos, sin creerle ni un poco.

—Quieres salir con ella, ¿por eso es que eres mi amigo? —pregunta intrigada.

—¿Qué? —jadea ruidosamente. —por supuesto que no, idiota. —pone los ojos en blanco. —me caíste bien desde el primer día que te conocí. —sonríe al recordar su primer día en la primaria. —¿lo recuerdas? —cuestiona con los ojos brillosos.

—¿Cómo olvidarlo? —la pelinegra se ríe por lo bajo. —les dijiste sus verdades a todos los idiotas que me estaban molestando. —lo vuelve a ver por unos segundos.

—Nunca me han gustado los abusivos. —el moreno se encoge de hombros.

—Y al parecer no te importaba que fueran más grandes que tú, siempre me defendiste. —le sonríe cálidamente.

IT'S IN HER DNA - HAISETOPHERDonde viven las historias. Descúbrelo ahora