Diez: ¿Qué?

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Taehyung me atrajo a su cuerpo con fuerza mientras que yo me había quedado en shock por lo que él había dicho. ¿Una más muerta...? Eso quería decir que él había matado a la señora Yang y a tía Songlu posiblemente, o una de ellas, no lo sabía, pero lo había confirmado. Él era un asesino...

Mi voz había desaparecido luego de haber dicho un ¿qué? suave y débil, y posteriormente él empezó a carcajearse sin soltarme.

—Era la única forma de callarte, Inna. Una broma de mal gusto.— Se excusó, pero sabía en el fondo que mentía. Él me apretaba cada vez más a su cuerpo y me miraba con tanta lujuria que cualquier mujer en su sano juicio podría caer, pero en mi caso, mi juicio era otro, mi juicio decía que le apartara, que no me dejara tentar por su cuerpo ni rostro, que huyera ante el peligro y que no me convirtiera en un ciervo atrapado por las garras de un león. —, pero tú lo has provocado.

—No he provocado nada, enfermo. — le solté tan duro que sentí mi vena marcarse en mi frente por la rabia e impotencia. Me moví, pero terminé hasta tocando su piel más. Mis dedos tocaban la parte donde se encontraba su tráquea y sentí casi un poco sus latidos.

—No me gusta que me hables así, Inna. Yo no te he hecho nada.

—¿Nada dices? Me estás tocando imbécil y acabas de decirme que me vas a matar.

—¿Y de ser así, no deberías seguir quieta tal como te pedí? Estás hablando y soltando estúpideces porque no me tienes miedo. Tú quieres que simplemente te traten duro.— Él soltó gravemente y sentí una vez más enfurecerme, como si no tuviera ya un límite de indignación. Le empujé una vez más con fuerza, pero nada, no me moví. Su agarré subió a mí cintura en esta ocasión y comenzó a retroceder atrayéndome consigo mientras hablaba:—Te voy a tratar duro si eso tanto quieres. Ya me harté de tus acusaciones sin fundamento y tus aniñadas.

Y sin previo aviso me empujó sobre lo que sería su cama. Traté de que el miedo no me dominara y me lo quedé observando al momento que me alcé un poco sobre mis codos.  Mi respiración era pesada cuando él dejó caer su toalla y chillé de impresión ante lo degenerado que era él.

Por suerte él tenía ropa interior consigo puesta y tomó una de sus camisas para colocársela. Aproveché para levantarme, pero fue rápido para cogerme de la pierna hasta hacerme caer de vuelta sobre la cama tan rápido.

—Quédate quieta, maldita sea.

—¿Qué? ¿Ahora sí me vas a matar, enfermo?— le reté. No me iba a mostrar débil frente a él. Eso no me había enseñado mi padre.

—No, Inna. Mataré a tu madre si no te callas y quedas quieta ¿me oíste?—. Ahora sí amenazó duramente. Pude ver que él cogió un cinturón y empezó a acercarse a mí aún con la camisa abierta. ¿Él acaso me iba a golpear? En cualquier otro contexto, parecería que Taehyung y yo estuviéramos jugando antes de tener sexo, pero no, esto era totalmente diferente. Taehyung cogió mi tobillo y empezó a envolver el cinturón allí mientras yo trataba de safarme. Intenté patearle en la cara cuando pude con la otra pierna, pero me hizo gritar cuando apretó con una de sus manos libre mi pie.

Apretó tan fuerte que sentí que me iba quebrar los huesos y chillé tan duro porque dolía como la mismísima mierda. Podía asegurar que mis ojos se llenaron de lágrimas ante el dolor y el cuerpo me venció. Caí sobre la cama, quejándome y dejando que Taehyung aprovechara en terminar de atarme contra la cama uno de mis pies.

Luego cogió mi pie lastimado gracias a él y lo volvió a apretar tanto que volví a gritar. Mierda.

—¡Basta, por favor!—le supliqué. Él me estaba lastimando mucho. ¿Por qué mierda había venido a la boca del diablo?

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