Sweet Dreams

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*POV África*

Una hora, una maldita hora esperando a Riley. No lo veía capaz de hacer eso, pensaba que me quería, pero no, simplemente es un mujeriego que lleva a todas las tías detrás de él y que sólo se dedica a darles ilusiones y luego dejarlas plantadas. Solo he sido una más para él, debía haberlo sabido, no ha sido para nada inteligente darle una oportunidad.

Todavía sentada en el restaurante, con mirada fija en una copa de vino, furiosa, rompo la copa en mil pedazos y salgo de allí muy cabreada.

-Pensaba que ibas a ser diferente, pero me equivocaba.- Murmuro mientras camino y busco en mi bolso un trozo de papel con que cubrir el corte que gracias a mi humor y a la copa, me había hecho. Mientras busco, de la herida, brota sangre que enseguida tapo.

Volviendo mi vista al camino, visualizo un parque en el que poder pensar. Me siento en un banco que hay justo en medio, pero no me termino de sentir del todo a gusto, me siento...observada. Por instinto humano, giro mi vista a unos arbustos muy fértiles mientras me levanto del banco.

-Vamos Áfri, a lo mejor es solo un animal, no?- Me digo a mi misma mientras abro los arbustos. Pestañeo, solo me basta ese tiempo para que el animal me mordiera y desapareciera de mi vista. En la herida, no siento dolor, ni siquiera sangra. Solo siento como poco a poco, pierdo la consciencia.

-Lo siento África, pero te necesitamos, dulces sueños, guerrera...

(***)

Me despierto en una habitación diferente a la mía, en una cama gigante y blanca, con sábanas de seda. Donde demonios estoy? Me incorporo y miro a mi alrededor, encontrandome con un hombre que calculo que tiene unos pocos años más que yo. Es musculoso, alto y esbelto. Cuando se da cuenta de que estoy despierta, se levanta lentamente y me observa con sus ojos color azul intenso. Con una mirada suya,parece que puedes ver el mismísimo mar.

-Ya estás despierta, pequeña África.-Está serio.

-Quien eres? -Pregunto temerosa de su respuesta, no es que no confíe en él, de hecho...me inspira confianza y me resulta familiar ahora que lo observo mejor.

-Te sorprendería saber quien soy, enana. Me llamo Damon, Damon Salvatore y soy tu hermano.- Abro los ojos como platos

-Pero yo no tengo ningún hermano, soy hija única.

-Estás segura?- Vale, ya me está haciendo dudar.-Sólo tienes que buscar en los recuerdos de tu infancia.-Mi hermano nos dejó, se fue sin decir ni una palabra.

Me levanto y corro hacia sus brazos con una velocidad sobrenatural que me deja shockeada y noto como él sonríe. Me separo de Damon con una sonrisa y le pego una bofetada.

-Te lo merecías, por dejarnos solos a mamá, papá y a mí.-Le cojo la cara con ambas manos. Cómo he corrido tan rápido? Me siento extraña...

- Supongo que tienes razón. Tuve que alejarme, no quería que te metieras en este mundo, es muy peligroso. Pero ya es tarde, ya estás en él.- Baja la mirada.

Sin ni siquiera darme cuenta, la garganta me empieza a arder

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Sin ni siquiera darme cuenta, la garganta me empieza a arder. Es como si llamas de fuego me recorrieran la garganta. Me separo de él y me cojo el cuello.

-Necesitas alimentarte, vamos- Me coje de la mano y me arrastra hacia la puerta, yo lo detengo.

-Damon, qué me han hecho?- Le pregunto mientras lo miro a los ojos, suplicando que me lo diga.

-Eres una inmortal, África, o cómo los humanos nos llaman...vampiros.- Abro la boca, estupefacta, no puede ser, eso no existe, tiene que ser una broma. Un momento...

-Has dicho..."nos" llaman?- Se le dibuja una sonrisa arrogante en la cara.

-Sí, hermanita, soy como tú.

Continuará...

La psíquica (Emmett Cullen)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora