CEREZO INDESTRUCTIBLE.

El susurro de los muertos.

Narra pov.

La mesa se había sumergido en un incómodo silencio para algunos, aunque tuviera su vista puesta en el tazón de ramen frente a ella, Sakura podía sentir como las miradas de sus compañeros que se desviaban cada diez segundos hacia ella.

— Y.... ¿Dónde estuviste todo este tiempo Sakura? — pregunto Ino rompiendo el hielo.

— En una misión — respondió el cerezo deteniendo su actividad de tomar el siguiente bocado de ramen.

— C-claro, claro, pero yo me refería a que clase de lugar fuiste y eso —.

Los demás seguían en sus conversaciones pero sin dejar de escuchar la plática entre la intimidante pelirosa y la nerviosa rubia.

— No quiero sonar grosera pero eso es información clasificada — respondió la Haruno dejando unas monedas al lado del tazón de ramen vacío sobre la mesa — si me disculpan tengo algunos asuntos que atender, disfruten su desayuno —.

Y sin más la pelirosa salió del local dejando a todos los demás con la mirada puesta en la rubia quien se encogió incómoda en su lugar.

— ¿Qué? — pregunto la Yamanaka juntándose más a Sai para tomarlo del brazo.

— ¿Enserio Ino?, de todo lo demás que pudiste haber preguntado, ¿Ésa fué la única que se te ocurrió? — cuestióno Temari dejando su bolita de arroz de vuelta en el plato.

— Lo siento ¿ok?, estaba bajo presión y fue lo único que se me ocurrió preguntar — contestó esta cruzando los brazos con resignación.

Las dos mujeres se sumieron en una discusión mientras los demas observaban en silencio, bueno, todos menos un peli-rubio y un azabache.

El Uzumaki veía su octavo tazón de ramen con el rostro deprimente, durante todo el tiempo había querido hablar con Sakura pero su lengua simplemente dejó de funcionar.

Por otra parte el azabache no dejaba de pensar en el asesinato del viejo Danzou, sin duda le causaba felicidad su muerte, pero eso no había sido causa de algún enemigo de la aldea, eso más bien parecía haber sido un asesinato personal y para él no era ningún misterio la persona que lo envió al otro lado.

Sin decir nada se levantó de su lugar y salió del restaurante ignorando los grito del Uzumaki detrás suyo.

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Ya llegaban las 5:47 de la tarde y él Uchiha buscaba por todas partes la presencia de la Haruno.

Hace una hora la reunión de esa tarde con él Hokage Kakashi había terminado mandandolos a cada uno a descansar, pero al intentar seguir a Sakura esta ya había desaparecido de su radar.

Finalmente después de buscar un rato más por fin se decidió ir a buscarla a su casa. Al llegar a esta levanto su mirada para ver como los últimos rayos del sol caían sobre Konoha para dar paso a la noche.

Sasuke cayó sobre el tejado por la parte que daba al cuarto de la Haruno.

Suspiro al no notar la presencia de Sakura en el territorio, al parecer sus dudas tendrían que esperar hasta el siguiente día para ser contestadas.

— ¿Qué haces aquí Uchiha? —.

Sasuke giro sobre su lugar para mirar a la pelirosa quién se encontraba detrás de él con la mirada puesta en el horizonte donde el sol termino por esconderse y ya las primeras estrellas iluminaban el oscuro cielo.

Se colocó a su lado a una distancia prudente, mentiría si dijera que no le había sorprendido la repentina aparición de la mujer, no pudo ni podía sentir su chacra ni sus movimientos, hasta parecía que no respiraba, es como si no estubiera allí.

— ¿No vas a responder? —.

Sasuke se perdió en su mente por unos segundos, los mismos en los que no se podía oir nada más que los últimos murmullos de alguna de las personas que quedaban en las calles de la aldea.

— ¿Por qué cambiaste tanto? —.

Sakura meditó un momento esas palabras, sin duda las había estado esperando desde que regreso a la aldea, sinceramente pensaba que la pregunta se la haría Naruto y no él Uchiha.

— Porque llega el momento en que tus demonios te piden un infierno más grande —.

Sasuke se sorprendió al ver como un pequeño pero visible destello de dolor cruzaba los vacíos jades de Sakura debido al peso de sus palabras.

Aquella respuesta solo había logrado que su curiosidad e intriga aumentarán, y allí en medio de la soledad y la oscuridad de la noche con el reflejo de las estrellas y la inmensa luna, dos almas compartían un mismo sentimiento, uno ya superado y el otro ardiendo en llamas por querer salir.

Dolor.

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Al caer eso de las nueve de la noche, algo casi imposible sucedía en la oscuridad, la vida y la muerte luchaban por encontrar un límite para tal acto, pero el destino ya estaba pactado y nadie podía detenerlo.

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Naruto caminaba felizmente a su departamento después de haber dejado a su novia sana y salva en la mansión Hyuga.

Su mente vagaba por los recuerdos de su niñez y adolescencia, el largo camino qué había tenido que recorrer para alcanzar su sueño y que muy pronto se hiba a realizar. Sin duda la noticia que le había dado kakashi de que él había quedado como uno de los candidatos para tener el puesto del septimo Hokage en un futuro cercano lo había hecho vibrar de la alegría y emocion, por tal razón fue que decidió festejarlo junto a su novia en el Ichiraku con unos buenos tazones de ramen y royos de canela.

Al llegar a su hogar saco las llaves de su bolsillo, pero después se detuvo al sentir un chacra que le erizo la piel, uno que no sentía desde hace años.

Giro su rostro hacia la derecha y observo la presencia que estaba sentada sobre un banquito mientras observaba las estrellas como si fueran lo más hermoso y preciado que había visto jamás.

Los ojos de Naruto derramaron las primeras lágrimas dejando caer las llaves sobre el tapete de bienvenida en el suelo.

— Es un gusto volver a verte Naruto —.

Su voz, esa voz que le enseño y le aconsejó la mayoría de las cosas que sabía fueron el resonante para que su mente volviera a funcionar.

— Sabio-pervertido —.

Llega el momento en que tus demonios te piden un infierno más grande.

-Nietzsche-.

Espero y les haya gustado tanto como a me gusto a mi escribirlo.

No se olviden de votar y comentar para vernos en el próximo capítulo, bye 👋👋