Sentía la mirada de alguien sobre mi, trate de buscar de quien se trataba pero no lo encontré. Agarre un mechón de cabello y la pase detrás de mi oreja.
— Parece que estas aburrida amiga — Hablo Miranda.
— Lo estoy — Hice un puchero.
— Yo también lo estoy, y no encuentro a Trevor — Miro a su alrededor.
— Mejor iré a tomar aire.
— Okay — Me levante del sofá y salí.
Fui al patio trasero de la casa del primo de Miranda, era el único lugar que estaba solo. Frente a mi estaba una gran piscina, dentro de esta habían algunos flotadores. Cerca de la piscina estaban dos sillas reclinables, en medio de ellas había una pequeña mesa de madera. Me acosté en una y luego cerré los ojos.
Abrí mis ojos de nuevo al sentir la mirada de alguien, estaba comenzando a asustarme.
— ¿Puedo acompañarte? — Dijo un chico.
— Mmm... Claro — Le sonreí.
Supongo que era el quien me miraba, porque ya no sentí la sensación de ser observada por alguien. Mire por un momento al chico y estaba guapo, era de tez blanca, su cabello estaba teñido de rosa, sus uñas estaba pintadas de color negro y unos anillos adornaban sus dedos.
— Por cierto, soy Noen.
— Laila — Lo mire rápidamente.
Ambos nos quedamos en silencio, la música no se escuchaba tan fuerte aquí y eso me gustaba. Nuevamente cerré mis ojos, relaje mi cuerpo y por un instante olvide que a mi lado había otra persona.
Cuando abrí mis ojos de nuevo pude ver que el chico estaba parado cerca de la piscina, iba a decir algo pero me calle al ver que comenzaba a quitar su camisa.
— ¿Te meterás al agua?
— Si — Bajo sus jeans.
Durante unos minutos pude ver su cuerpo, no estaba mal. Su color de cabello llamaba mucho la atención, también sus uñas pintadas.
— ¿Me acompañas? — Me miro fijamente.
— Estoy bien aquí.
— ¡Oh, vamos! — Golpeo el agua — No seas aguafiestas.
— No lo soy — Me cruce de brazos — Además, no tengo bañador.
— Usa mi camisa — Me guiño el ojo.
Mire su camisa y lo pensé por un momento.
— Esta bien — Me acerque a su ropa y tome la camisa — Pero volteate.
— Lo que pida la dama.
Rápidamente me quite la blusa y el jeans, me puse la camisa la cual me cubría lo necesario. Camine hacia la orilla de la piscina y me metí.
— ¡Diablos! Esta helada.
— Débil — Dijo Burlón.
— ¡Hey! — Le tire agua en la cara.
Así fue como comenzamos una pequeña guerra de agua, ambos nos reíamos como unos locos.
— Noen — Lo llame.
— Mm — Me miro.
— ¿Eras tú el que miraba allá adentro? — Pregunte.
— Acaso no puedo ver a una chica hermosa — Me sonroje.
— No soy hermosa.
— Para mi lo eres — Sonreí ante sus palabras.
Noen me miro por unos varios minutos. Sus ojos me inspeccionaban completamente, era como si tratar de saber en que estoy pensando.
— Ya no me veas así — Le tire agua y solo sonrió.
— Te pongo nerviosa — Se mordió el labio.
— No — Trate de no mirara sus labios.
— Yo creo que si lo estas — Se comenzó a acercar a mi.
Mi cuerpo no respondía, quería moverme pero mis piernas no respondían. Noen ya estaba cerca de mi, la distancia que había entre los dos era muy poca.
— Tus labios están... — Relamio sus labios — Están...
— Al parecer ya conociste a mi primo — Hablo Miranda.
— ¡Miranda! — Me alegre tanto al verla.
Me aleje de Noen y solo le dio una mirada fea a mi amiga.
— Justo tenias que salir en este momento — Noen hablo enojado.
Salí de la piscina seguida por Noen. La mirada de Miranda nos veía a los dos, en su rostro había una sonrisa.
— Que forma de conocer a mis amigas Noen — Sonrió picara.
— Oye no me culpes a mi, es tú culpa por tener amigas tan guapas — Me guiño el ojo.
— ¿Nos podemos ir ya?
— Claro, vamos — Miranda camino hacia adentro de la casa.
— Oye, oye espera — Noen me tomo de la mano — Quiero mi camisa.
Mi cuerpo se heló completamente. Si le daba la camisa quedaría en ropa interior frente a sus ojos, y si no, tendría que volver a verlo para entregársela. ¡Diablos!
— O puedes llevártela, y regresar a dejarla otro día.
— Prefiero mojar mi ropa — Le sonreí victoriosa.
— Tramposa — Susurro.
Me solté de su agarre para recoger mi ropa. La vista de Noen veía cada movimiento que hacia.
— ¿Nos volveremos a ver?
— Adiós — Lo salude antes de ingresar a la casa.
Miranda ya estaba en al auto esperándome.
— Pensé que te quedarías con Noen picarona.
— Solo vámonos — Me subí al auto.
Miranda encendió el auto para irnos, pero alguien la detuvo.
— ¡Miranda espera! — Noen salio corriendo y se acercó a la ventana.
— ¿Y ahora que pasa? — Mi amiga lo miro mal.
— Olvidas algo — Me dio un celular.
— No es mio.
— Lo se, lo que olvidaste es darme tú numero — Sonrió.
— Miranda vámonos.
— De una u otras forma lo conseguiré — Me guiño el ojo.
— Sabes, mejor se lo hubieras dado.— ¿Porque? — La mire.
— No te dejara en paz hasta que tenga tú numero.
No dije ni una sola palabra después de eso, tal vez solo lo dijo para asustarme, o quizá no.
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