Titulo: Imbécil.
— Toda mi familia estaba en nuestra casa por el almuerzo familiar que siempre hacemos cada semana, mi amino estaba por los suelos porque la noche anterior había tenido una pelea con Álvaro. Había pasado casi toda la noche llorando hasta quedarme dormida.
— Cuando la familia llego trate de actuar normal, intentaba sonreír pero solo salia una mueca. Mi padre lo había notado y me preguntó que pasaba, pero no quise decirle nada.
[···]
— Toda la comida estaba servida en la mesa y todos estábamos sentados listos para comer ya.
— Permiso — Me levante de la mesa y fui a mi habitación.
— Me senté en la cama y comence a soltar todas las lágrimas que había guardado por varias horas. Tomé un peluche que estaba en mi cama y lo abrace con todas mis fuerzas, las lágrimas no dejaban de brotar de mis ojos.
— Derrepente la puerta de mi habitación se abrió dejando ver a mi padre.
— ¿Amor que pasa? — Rápidamente de acercó a abrazarme, cosa que hizo que llorara aún más.
— Nada papi estoy bien — Limpie mis ojos y le mostré una pequeña sonrisa.
— Tus ojitos rojos me dicen otra cosa — Limpio las lágrimas que salían.
— Creo que Álvaro y yo... Terminamos — Solloce.
— Ven aquí cariño — Beso mi frente y me abrazo fuertemente.
— No podía dejar de llorar y papá solo acariciaba mi cabello. Después de varios minutos me calme un poco.
— Todo se va arrelgar, ya lo veras amor — Beso mi cabeza.
— Eso esperó — Susurre.
— Entre al baño de mi habitación y lave mi cara, mis ojos se miraban un poco rojos y mi cabello estaba falta. Lo arregle un poco y luego sali.
— Creo que estoy mejor — Le dije a mi papá que estaba sentado en mi cama.
— Te quiero tanto cariño — Nos agarramos de la mano y bajamos.
[···]
— Después de decirles a todos que me fui porque me dolía la cabeza, cosa que no muchos lo creyeron. Papá y yo comimos y el trataba de hacerme sonreír.
— Hija, ¿porque hoy no vino Álvaro? — Preguntó mi abuelita.
— Eh... El... — Alguien me interrumpió.
— Aquí estoy — Me di la vuelta encontrándome con Álvaro parado frente a mi.
— Ya estaba preguntado por ti — Álvaro se acerco a mi abuelita y beso su mejilla.
— Todos siguieron con su conversación y ya no nos prestaron atención a Álvaro y a mi.
— Podemos hablar — Preguntó.
— Álvaro — Me interrumpió.
— Por favor, sabes que no me gusta que estemos peleados — Agarro mi mano y me llevo a la cocina.
— Ya en la cocina ninguno de los dos dijo nada. Había un silencio un poco incomodo.
— Princesa yo... — Lo interrumpi.
— Si vienes aquí a decirme que tú ex es mejor que yo... Ahí esta la puerta para que te vayas — El me miro herido.
— Se que soy un estúpido, lo aceptó. Pero... No quería decir eso, estaba un poco hebrio y dije muchas tonterías — En ningún momento lo vi a la cara.
— Mi mirada estaba fija en el suelo mientras me mantenía callada.
— Hey — Tomó mi barbilla para que lo mirara a la cara — Lo siento mucho, nunca quise decir algo que te lastimara. Soy un imbécil, pero tú sabes que este imbécil te ama demasiado.
— Eres una imbécil — La pequeña sonrisa que había en su rostro desapareció — Pero aunque sean un imbécil, egocéntrico, y un hebrio — Sonrió — Te quiero mucho.
— Álvaro sonrió como un niño pequeño y luego de eso beso cortamente mis labios.
— Por cierto, olvidaste guapo y sexy — Me guiño el ojo.
— Ah si — Pregunté divertida.
— Si — Bajo sus manos a mi cintura y luego me acerco más a el. Unimos nuestros labios y el aferro más sus manos a mi cintura como si no quisiera soltarle nunca.
— Álvaro ya sueltala — Papá entro a la cocina.
— Lo que usted diga — Soltó mi cintura pero agarro mi mano.
— Ya todo esta bien — Preguntó papá.
— Si, gracias por ayudarme — Lo dos sonrieron y yo me quede confundida.
— Tú le hablaste — Mire a papá.
— Si, yo lo hice.
— ¿Porque? — Pregunté.
— Eres mi hija, mi pequeña princesita, y siempre, pero siempre. Voy a querer lo mejor para ti. Y se que este chico — Puso su mano en el hombro de Álvaro — Te hace muy feliz.
— Te quiero, te quiero mucho — Me acerque a el y lo abrace.