Capítulo 12

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Capítulo 12: ¡Escupe babosa, maldito!

Estábamos volando con Angelina y Katie, estuvimos haciendo unos pases, hicimos carreras, y ahora nos turnábamos por quien era una cazadora de un equipo contrario, en realidad era muy divertido, ellas eran muy divertidas, y muy buenas jugadoras. 

Después de unos cuantos cambios nos paramos a descansar sobre nuestras escobas. 

—¿Y qué os traéis tú y Harry? —preguntó Angelina. 

—¿Yo y Harry? —cuestioné desentendida. 

—Hoy día habéis llegado tarde los dos, juntos —dijo Katie haciendo señas raras. 

—No entiendo a que os referís, Harry y yo solo somos amigos —respondí. 

—Pues yo no creo eso, hoy Harry está más feliz que cualquier otro día de entrenamiento, y creo saber la razón —habló Angelina lanzándome una mirada pícara. 

Noté que mis mejillas se calentaban y ellas estallaron en carcajadas. Les lancé la pelota que ágilmente Katie atrapó.  

Vi que Angelina dejó de reírse y su mirada se fijó en el suelo. Miré hacia abajo y vi al equipo de quidditch de Slytherin. 

—¿Qué hacen ellos aquí? —pregunté entrecerrando los ojos para poder ver mejor que sucedía. 

—No lo sé, vayamos a ver —dijo ella. 

Descendimos con nuestras escobas hasta dónde se encontraban los chicos. 

—¡Pero yo he reservado el campo! —dijo Wood, escupiendo la rabia—. ¡Lo he reservado!

—¡Ah! —dijo Flint—, pero nosotros traemos una hoja firmada por el profesor Snape. «Yo, el profesor S. Snape, concedo permiso al equipo de Slytherin para entrenar hoy en el campo de quidditch debido a su necesidad de dar entrenamiento al nuevo buscador.»

—¿Tenéis un buscador nuevo? —preguntó Wood, preocupado—. ¿Quién es?

Detrás de seis corpulentos jugadores, apareció un séptimo, más pequeño, que sonreía con su cara pálida y afilada: era Malfoy.

—¿No eres tú el hijo de Lucius Malfoy? —preguntó Fred, mirando a Malfoy con desagrado.

—Es curioso que menciones al padre de Malfoy —dijo Flint, mientras el conjunto de Slytherin sonreía aún más—. Déjame que te enseñe el generoso regalo que ha hecho al equipo de Slytherin.

Los siete presentaron sus escobas. Siete mangos muy pulidos, completamente nuevos, y siete placas de oro que decían «Nimbus 2001» brillaron ante nuestras narices al temprano sol de la mañana.

—Ultimísimo modelo. Salió el mes pasado —dijo Flint con un ademán de desprecio, quitando una mota de polvo del extremo de la suya—. Creo que deja muy atrás la vieja serie 2000. En cuanto a las viejas Barredoras —sonrió mirando desdeñosamente a Fred y George, que sujetaban sendas Barredora 5—, mejor que las utilicéis para borrar la pizarra.

Durante un momento, a ningún jugador de Gryffindor se le ocurrió qué decir. Malfoy sonreía con tantas ganas que tenía los ojos casi cerrados.

—Mirad —dijo Flint—. Invaden el campo.

Ron y Hermione cruzaban el césped para enterarse de qué pasaba.

—¿Qué ha ocurrido? —preguntó Ron a Harry—. ¿Por qué no jugáis? ¿Y qué está haciendo ése aquí?

Miraba a Malfoy, vestido con su túnica del equipo de quidditch de Slytherin.

—Soy el nuevo buscador de Slytherin, Weasley —dijo Malfoy, con petulancia—. Estamos admirando las escobas que mi padre ha comprado para todo el equipo.

MALIA COLLINS Y EL HEREDERO DE SLYTHERINDonde viven las historias. Descúbrelo ahora