Capítulo 13:¿Esa voz? ¿De nuevo?
Llegó octubre y un frío húmedo se extendió por los campos y penetró en el castillo.La señora Pomfrey, la enfermera, estaba atareadísima debido a una repentina epidemia de catarro entre profesores y alumnos. Su poción Pepperup tenía efectos instantáneos, aunque dejaba al que la tomaba echando humo por las orejas durante varias horas. Como Ginny Weasley tenía mal aspecto, Percy le insistió hasta que la probó. El vapor que le salía de debajo del pelo producía la impresión de que toda su cabeza estaba ardiendo
Gotas de lluvia del tamaño de balas repicaron contra las ventanas del castillo durante días y días; el nivel del lago subió, los arriates de flores se transformaron en arroyos de agua sucia y las calabazas de Hagrid adquirieron el tamaño de cobertizos. El entusiasmo de Oliver Wood, sin embargo, no se enfrió, y por este motivo con Harry, a última hora de una tormentosa tarde de sábado, cuando faltaban pocos días para Halloween, nos encontrábamos volviendo a la torre de Gryffindor, calados hasta los huesos y salpicados de barro.
Tengo la sensación de que no os lo había contado, pero a Angelina y a Katie les gusté tanto que lograron que Oliver me admitiera en el equipo. Así que sí, ahora estaba en el equipo de Quidditch.
Aunque no hubiera habido ni lluvia ni viento, aquella sesión de entrenamiento tampoco habría sido agradable. Fred y George, que espiaban al equipo de Slytherin, habían comprobado por sí mismos la velocidad de las nuevas Nimbus 2001. Dijeron que lo único que podían describir del juego del equipo de Slytherin era que los jugadores cruzaban el aire como centellas y no se les veía de tan rápido como volaban.
Volvíamos con Harry hacia el castillo cuando una lechuza me entregó una carta. La abrí bajo la curiosa mirada de mi amigo.
"Pastel de limón"
—¿Pastel de limón? —interrogó el azabache.
—Tengo que irme, te veo luego. Adiós —hablé rápidamente saliendo corriendo por el pasillo.
Había captado a la primera la clave del mensaje, no era exactamente una clave, era la contraseña del despacho de Dumbledore. Me paré enfrente de la enorme estatua que custodiava la entrada a la guarida del director. Eso sonó muy en plan Batman. Sacudí la cabeza borrando la imagen de Dumbledore vestido de Batman en el Batmobile con la banda sonora de Batman y Robin.
—Pastel de limón —hablé claro y alto.
Esperé a que la estatua se apartara para poder entrar. Subí por la escalera de caracol hasta llegar a la sala dónde todos los retratos de los antiguos directores y directoras de Hogwarts, que hablaban entre ellos, reposaban apoyadas en la pared. Les ignoré y llamé a la puerta, que se abrió sola. Entré con el corazón hecho un puño, no sabía si se trataría de mis poderes, si se trataría del coche volador, o por la cabeza brillante y calva de Malfoy, al que la Sra. Pomfrey le dio una pócima que le hizo volver a crecer el cabello.
Avancé por el despacho hasta acercarme al escritorio. La silla del director empezó a girar dejando ver al mismísimo Albus Dumbledore acariciando a Fawkes, cómo si de un gángster de los años 40 se tratara.
Me mordí la lengua para evitar que una carcajada se escapara de lo más profundo de mi garganta.
El fénix salió volando hasta su percha de detrás de la puerta, y el dueño del ave se levantó de la silla de su escritorio y se acercó hasta un armario de su derecha. Extrajo un pergamino y lo examinó con detenimiento. Sin apartar la vista dijo:
ESTÁS LEYENDO
MALIA COLLINS Y EL HEREDERO DE SLYTHERIN
Fanfiction[SEGUNDO LIBRO DE LA SAGA MALIA COLLINS] Este segundo año las cosas no se volverán más fáciles como había deseado Malia,