Capítulo 28

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Capítulo 28: Casi increíble

—¡Malia! ¡Ron! —gritó Harry desde el otro lado de la pared, su voz sonaba apagada—, ¿estáis bien?

—¡Estamos aquí! —respondió Ron, mirándome—. Estamos bien. Pero este idiota no. La varita se volvió contra él.

Ron le pegó una patada en la espinilla a Lockhart.

—¿Y ahora qué? —preguntó Ron, con desespero—. No podemos pasar. Nos llevaría una eternidad...

Miré el techo del túnel. Habían aparecido en él unas grietas considerables. Nunca había intentado mover por medio de la magia algo tan pesado como todo aquel montón de piedras, y no parecía aquél un buen momento para intentarlo. ¿Y si se derrumbaba todo el túnel?

Sacudí mi cabeza y miré a Ron, que había vuelto a golpear a Lockhart.

—Deja de golpearlo —le dije a Ron.

—Aguardad aquí —nos indicó Harry—. Aguardad con Lockhart. Iré yo. Si dentro de una hora no he vuelto...

Hubo una pausa muy elocuente.

—Te estaremos esperando —dije.

—Intentaremos quitar algunas piedras —dijo Ron, que parecía hacer esfuerzos para que su voz sonara segura—. Para que puedas... para que puedas cruzar al volver. Y...

—¡Hasta dentro de un rato! —dijo Harry, tratando de dar a su voz temblorosa un tono de confianza.

Con Ron nos pusimos a sacar piedras para intentar hacer un agujero por donde cupieran Harry y Ginny. Escuchamos un gruñido detrás nuestro y nos volteamos espantados con los ojos cerrados.

—¡Hola! —exclamó una voz alegre.

Entreabrí el ojo, curiosa y vi a Lockhart incorporado en el suelo.

—¿Quiénes sois? —preguntó.

—Malia, Malia Collins —respondí mirando a Ron de reojo.

—¿Y tú? —dijo contemplando a mi amigo.

—Ron Weasley —contestó desconfiadamente.

—Ahh, que bien —comentó—. Y... ¿Yo q-quién soy?

Nos echamos una mirada con recelo. No sabía si estaba actuando para volver a atacarnos o de verdad no sabía quién era.

—¿Dónde estamos? —interrogó mirando a nuestro alrededor.

Saqué mi varita cautelosamente.

Desmaius —susurré.

—¿Qué hiciste? —preguntó Ron acercándose a un Lockhart inconsciente.

—Encantamiento aturdidor, solo está desmayado —dije guardando mi varita y apartando más piedras.

—Suerte que te caigo bien —comentó colocándose a mi lado.

—Por ahora —murmuré en broma.

Después de un rato logramos hacer un agujero, pero estaba como a metro y medio más arriba de Ron, y comparado conmigo era bastante.

Escuché un canto a lo lejos que me resultaba familiar. Un canto esperanzador, armónico. Sobre nuestras cabezas apareció Fawkes, el fénix de Dumbledore, planeó sobre nosotros, me percaté de que en su pico llevaba un sombrero raído y mugriento, era el sombrero seleccionador. Fawkes cruzó por el agujero que habíamos logrado abrir.

—¿Eso era un pájaro? —dijo Ron.

—No un pájaro cualquiera, es el fénix de Dumbledore.

MALIA COLLINS Y EL HEREDERO DE SLYTHERINDonde viven las historias. Descúbrelo ahora