10. Promesas

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Capítulo diez

'Promesas'



Llevaba dos años sin verla, pero ahí estaba, delante de mi portal. Dalia lucia igual que siempre mas había una gran excepción, no llevaba su típica flor.

-¿Qué haces aquí? Tenias que llegar mañana.

-Quería darle una sorpresa a mi hermanita-dijo Dalia mientras se sacaba los guantes.

-Escúchame Claudia, sé que tengo que acogerte en mi casa, pero no finjas que somos amigas porque no lo somos.

Se río.

-Por favor Valentina, no seas tan creída- hizo una leve pausa-. ¿Me vas a dejar pasar?

Abrí la puerta a regañadientes e hice un gesto para que entrara.

-Dormirás en el sofá- indiqué-. No esperaras que te deje mi cama ¿No?

-No, no, ni mucho menos. En verdad es mucho más de lo que esperaba... Estoy al tanto de que Papá y Mamá te tienen que prestar dinero... Así que es una sorpresa no tener que dormir en el suelo.

-Para tu información, ya no me dan dinero. En mi nuevo trabajo me pagan bastante bien- mis orejas empezaban a coger color.

-También se eso... Padres me han dicho que trabajas para una banda mediocre.

-¿Mediocre?-solté una carcajada- Claudia, esta banda "mediocre" llena todos los pubs de Londres. Esta banda "mediocre" es Queen.

Se quedo callada. Pero ambas sabíamos que no era por el echo de que trabajara para Queen. Ese silencio se debía por alguien que tocaba en Queen.

-Roger...- murmuró-. ¿Roger Taylor? ¿Trabajas con Rog?

- Exacto. ¿Te pasa algo Claudia?-. Me daba asco por estar presumiendo del gilipollas de Roger. Pero mi mente estaba nublada, llevaba demasiado dolor acumulado desde mi encuentro con Rog en el chino. Parecia que mi hermana se había quedado sin voz, por un instante olvidé con quien estaba hablando.

-Hermanita... Tienes un serio problema, creo que rosa al acoso. Mira que buscar a Roger después de tantos años y encima pedirle a Bri que te de el puesto de estilista de su banda para estar más cerca de él... Es un poco raro.

¿¡Buscar yo a Taylor!? ¡Después de todo! ¿Cree que después de humillarme iría a buscarlo para arrojarme a sus brazos? No... No, ella sabe mejor que nadie que lo ODIO. ¡Claro que lo sabe! Es otro de sus juegos mentales. No podía rendirme, al menos aún.

-Dalia, "hermanita", noto un ligero tono de celos.

Su fino rostro se torció en una mueca. Mas eso solo parecía encender con más fuerza su crueldad. Dalia se acerco a mí y dibujo una ligera sonrisa con su labio.

-Cariño, me da completamente igual que trabajes para él, no deja de ser trabajo. Yo no trabajé ni trabajo para él... Pero lo que sí hice es perder mi virginidad con él... Y eso no acabó ahí- soltó una risita-, ni te imaginas en todos los lugares que lo hicimos. Tengo que reconocerlo, era todo un torbellino en la cama.

Seguidamente se quedo mirando al infinito como si estuviera recordando esos calurosos momentos, pero en verdad, me miraba de reojo para ver como mis ojos se humedecían. Al cabo de unos segundos (que parecían horas) empezó a caminar hacia la cocina dando por finalizada nuestra conversación. Cogí las llaves y me dirigí hacia la puerta, tenia que escapar de mi propia casa.

PecadosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora