3.La Cita (II).Empapados

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 Capítulo tres

       'La cita (II). Empapados'

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Antes de empezar os quería comentar que hay un mito que dice: Que si tienes un pie grande también tienes un miembro grande.

p.d: Os dejo tallas de pie según tu país: 10,5 UK /45 ES/ 11 USA/ 44 IT/ 29CM/ 10Mex

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El coche traqueteaba por las calles de Londres que se iban oscureciendo. Mi cabeza se apoyaba en la ventanilla, observaba como las gotas de lluvia dibujaban largas líneas de agua por toda la ventana.

-¡Vas a probar las mejores patatas fritas de todo el mundo!- dijo mientras colocaba su mano sobre mi pierna.

Me quede callada, ese gesto me hizo sobresaltar. Entiendo que al haber estado toda una tarde sin pelearnos hallamos cogido un poco de confianza, pero me ponía incómoda que mantuviera tanto tiempo su mano en mi. Si fuera otra persona ni me hubiera dado cuenta pero con Roger era diferente... Una parte de mí sabía que aún no lo había perdonado del todo. Creo que Taylor me leyó la menta porqué su mano se aferró más a mi pierna, con el fin de ponerme más nerviosa y para acabar de fastidiarme abrió su boca y dijo:

-Te veo tensa.

Para no darle el placer de que era él quien me ponía nerviosa o simplemente para no dejarme en evidencia, procure contestar:

-He visto una rata.

-¿Una rata?

-Sí, unos animales asquerosos que viven en las alcantarillas- le dije con ironía.

-Uf, parecen horribles, espero no encontrarme con ellas- contestó también irónicamente.

Ninguno de los dos habíamos dicho algo específicamente divertido, pero nos pusimos a reír.

-¡Ves! Cundo quieres puedes ser divertida-dijo Roger.

-Exacto, cuando quiero.

Rog puso los ojos en blanco mientas sacudía una poco la cabeza. Quito su mano de mi pierna, pero antes dio dos palmaditas en ella, y la puso en  el volante junto la otra para concentrarse al máximo en la carretera.

...

Poco tiempo después llegamos al destino. Era una hamburguesería común y corriente. Taylor aparco el coche y salió para abrirme la puerta.

-Oh, que caballero- le dije mientras llevaba mi mano a mi corazón.

-Siempre ofreciendo el mejor servicio señorita- respondió extendiéndome la palma.

Le seguí el juego y agarre su cálida mano.

Al entrar al restaurant nos colocamos en la cola para poder pedir nuestro pedido. Posteriormente a una fila de diez minutos, finalmente, una chica con aspecto moribundo nos atendió.

-Bien venidos a Burger Mortiz, ¿Qué desean? - pregunto con pocos ánimos.

-Deja que pida yo Valen.

- Claro- asentí.

Lo curioso y raro era que todavía no nos habíamos soltado la mano.

-Me gustaría dos hamburguesas Pringosas, unas patatas Breves para compartir, una Cococola y... ¿Tú qué quieres para beber?

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