Una Mirada [En Edición]

16.

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Masoquista.
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Me sentaba frente a la ventana por horas a verte leer en tu balcón, mirarte me daba alegría, me daba vida. Mirarte me hacía sentir distinta como si fuera capaz de lograrlo todo.

Pero... deje de mirarte solo a tí. Ahora solía verla a ella también en tus tardes de lectura.

Dime una cosa...

¿Cómo logras quitarle la magia a un libro? Esa magia que te hace querer leerlo sin levantar la vista.

Creo que ni siquiera tu lo sabías... 

Tal vez en ella había magia, esa misma magia que tenían los libros. Se convirtió en tu libro favorito. Y a decir verdad, estabas mucho más feliz así, mirándola gesticular.

La sangre ardía en mis venas, Nolan. ¿Sabes cuál es el sabor del amor no correspondido? ¡No, no lo sabes porque tú siempre has sido correspondido!

Es amargo.

¿Sabes lo que más duele de un amor no correspondido? La esperanza. Esa que te hace creer que algún día te amaran.

Aún me sigo preguntando que me mantenía en esa ventana, solo puedo suponer que contigo todo era mucho más magnífico, incluso lo malo.

Mis sentimientos se volvieron una contradicción, me sentía feliz de que fueses feliz pero, también se volvió doloroso y aún así seguía allí, como una experta masoquista viéndote vivir tu historia, una en lo que yo no era tu protagonista.