Una Mirada [En Edición]

14.

14.
Una amiga.
･⁠۝･

— ¿También estás en chequeos de rutina? — Te pregunté.

Y tú voz se rompió, tus hombros cayeron y respondiste: — Ojalá fuese eso.

Me quedé a hacer compañía, con los sentimientos a flor de piel. Y si no te diste cuenta, fue porque no quisiste.

Internaron a una amiga muy querida de la familia y de tu infancia. El doctor te dijo algo que te dejo inquieto, que te hizo lagrimear.  Así que esa tarde hablé contigo de todas esas cosas que sabía que te mantenían en calma.

Platique de los astros y sobre los días en aguas mansas y cristalinas, y terminé hablando sobre deportes aunque de aquello no conocía nada. Funcionó por un momento, a medida que las horas pasaban tu preocupación aumentaba y esos ojos que tanto amaba terminaron por enrojecerse de tanto llorar.

Me quedé para consolarte, para ser compañía en un rato amargo y terminé por darme cuenta que, ella era algo más que una amiga.

Ella, era muy hermosa, talentosa y pese a su edad era una chica bastante inteligente, bastante madura. Cuando sonreía se le hacían dos hoyuelos a los lados y sus ojitos formaban una media luna. Es diferente al resto, atrae miradas a dónde va. Y esa forma suya de andar, como si flotara.

Y supe todo eso de ella sin haberla visto, sin haber tenido que conocerla.

— Es aún más preciosa de lo que es capaz de admitir.

Lo admito los celos invadieron mi mente, maravillas salían de tus labios, tus palabras sonaban como una bonita cancion, solo que no era en mi honor.

Que ingenua, yo quería calmarte con aquellas cosas que sabía que te gustaban y que te causaban paz, sin saber que ella era lo que más te gustaba.

Ese día sentí que te perdía que alguien más te robaría. Ilógico ¿cierto? Porque ni siquiera te tenía.