Capítulo 14

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La realidad la golpeó de repente como si fuera una ducha de agua fría. Temblorosa se soltó de Draco y caminó unos pasos hacia atrás. Esperaba que él dijera algo, pero no lo hizo. En cambio volvió a rodearla con su brazo y a traerla hacía él.

— No intentes huir — ronroneó Draco.

— No intento huir — susurró ella.

— ¿No? ¿Entonces qué haces?

— Ser realista — Draco se rió — ¿Qué? — reclamó ella.

— Que no veo sentido a tus palabras. Te alejas de mi, cuando te mueres de ganas por pegarte más... además, ambos sabemos que cuanta menos ropa, mejor.

Hermione tosió. No pudo evitar la ola de deseo que le recorrió el cuerpo, el calor que se alojaba entre sus piernas, la reacción de sus senos. Pero si podía ignorarlo.

— Te equivocas — dijo soltándose y agradeció que no le temblara la voz.

Hermione se alejó de él con paso rápido y nervioso. No sabía dónde iba, no veía muy bien el camino, pues no pensaba con claridad. Su mente estaba inunda de imágenes que no le hacían ningún bien en ese momento. El cuerpo desnudo de Draco sobre el suyo la torturaba, su sonrisa pícara, sus ojos nublados por el deseo, su boca acercándose peligrosamente a la de ella...

— ¡Maldito seas! — gritó en medio de la oscuridad de la noche.

Draco la miro mientras ella se alejaba con una especie de sonrisa en los labios, aunque quien se fijara lo tomaría más por una mueca. La había espantado. Bien. No, no estaba bien. Le hubiera gustado mucho más llevarla a su cama y disfrutar de aquella ardiente mujer.

Realmente disfrutaría teniéndola entre sus brazos.

Y mucho.

Se terminó de un trago lo que estaba tomando y tras pagar la cuenta salió de aquel lugar, dispuesto a irse a su casa. Solo. Esa noche no quería ningún tipo de compañía. Bueno eso no era del todo cierto, si la castaña quisiera acompañarlo él no se negaría en absoluto. Pero era la única compañía que no estaba disponible.

— Por ahora... — se recordó.

Estaba dispuesto a meterla de nuevo en su cama y a ser posible no la dejaría salir...
Frustrado entró en su casa, sin poderlo evitar, antes de cerrar la puerta se fijo en la de enfrente. ¿Estaría en su casa? ¿Sola? Gruñendo cerró de un portazo.

Era muy consciente de que aquella belleza se podía llevar cualquier tipo de persona a su cama, si con pasar por delante de alguien llamaba su atención.

Había visto como todo el mundo la miraba. Los hombres lo habían mirado mal a él mientras la rodeaba con su brazo y por un momento se sintió dichoso, hasta que había recordado que tampoco era suya.

Con una exclamación se dirigió al cuarto de baño y abrió el grifo del agua fría.

Salió del cuarto de baño justo cuando el timbre de la puerta sonó.

— ¿Quién será? — preguntó al silencio.

Con nada más que una toalla alrededor de la cintura se dirigió a abrir.

Era la persona que menos esperaba: Su vecina.

Tenía el castaño cabello despeinado, las mejillas sonrojadas, su boca era una línea recta y sus ojos mostraban confusión. Un nudo se alojó en su estómago ¿Le habría pasado algo?

Hermione se fijó en las jugosas gotas de agua que bajaban por el pecho de Draco y quiso lamérselas... aquella toalla no tapaba mucho y lo peor era que ella lo había visto todo y no tenía que hacer mucho esfuerzo para recordar nada. Con cerrar los ojos lo podía ver...

Sacudió la cabeza con un gesto de frustración.

— ¿Estás bien? — preguntó Draco confundido.

Una inseguridad extraña se apoderó de ella, ni siquiera sabía que hacía allí. Hacía unos minutos había estado vagando bajo el frío de la noche, el aire le había sacudido el pelo y enfriado la cara... pero había estado bien, libre.

Y su mente se había puesto a pensar. Preguntas. Propuestas. Dudas. Mucha confusión.

Todo se había apoderado de ella y había llegado a una conclusión: Aquello no podía seguir así.

— ¿Hermione? — preguntó él. Se comenzaba a preocupar.

— Esto no puede seguir así — dijo ella.

— ¿Qué?

— No puede seguir así — repitió.

— ¿Qué te pasa?

— Se acabó.

— ¿Qué? — preguntó él. Pero ella no dijo nada, simplemente se giró y se metió en su casa, dejando a Draco pasmado.

Tenía demasiado lío en la cabeza, no sabía por qué se había presentado en casa de Draco.

Estaba loca. Se estaba volviendo loca.

Se tiró sobre su cama y cerró los ojos.

Jugando con fuego [Dramione]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora