— Mierda, mierda y más mierda.
¿Por qué no conseguía sacarse al estúpido de su vecino de la cabeza?
Ocho y cuarto.
— Joder — susurró. Maldito tiempo, que lento era...
Lo peor era que ella se había duchado, sin querer se había arreglado el pelo y se había maquillado, pero estaba vestida con un viejo camisón. Su vestido verde estaba sobre la cama y los zapatos a los pies de dicha cama.
Pero ella no quería ir con Draco. Si había preparado todo aquello era porque a lo mejor más tarde salía a tomar algo, una copa, a buscar compañía... no lo sabía.
Cogió el libro que había intentado comenzar a leer tres veces y leyó por décima vez el primer párrafo. Enseguida lo cerró y maldijo por lo bajo. Las ocho y veinticinco.
Maldita fuera todo.
Se levantó y se quitó el camisón mientras se dirigía a su habitación. Se puso el vestido verde que le hacía lucir más los ojos, se puso las sandalias negras y se retocó un poco el maquillaje. Cogió su pequeño bolsito negro introduciendo lo necesario y se ahuecó el pelo. Mirándose en el espejo de la salita se dijo que estaba bien.
Las ocho y treinta y cinco.
— Mierda.
Esperaba que aún estuviera en el bar de abajo.
Hermione entró en el bar como una princesa. Todas las miradas masculinas se clavaron en ella. El vestido voló alrededor de sus piernas cuando se giró, su pelo se elevó y cayó sobre sus hombros.Pero a ella no le importaba nada de eso, no quería la atención de nadie, mas de su vecino... ¿Dónde estaba?
Era el único que no se había girado. Su atención estaba clavada en una preciosa morocha que se reliaba el pelo en un dedo.
Draco no tardó en notar la presencia de su vecina a su lado: Había asistido.
Bien.
No lo había defraudado.
— ¿Llego muy tarde, cariño? — preguntó ella mientras rodeaba uno de sus brazos alrededor de la cintura de Draco.
— Claro que no, cielo — contestó él dándole un beso en la comisura de los labios.
Bien, la noche había empezado como uno de sus juegos. ¿Cómo acabaría?**********
Hermione esperó a que la morocha se despidiera con una sonrisa amable y de disculpa. Cuando se alejó lo suficiente como para no verla, ella se soltó de Draco relajando el cuerpo.
— ¿Dónde te crees que vas? ¿Por qué te alejas tanto?
— Mmm... no sé ¿Quizás por qué se ha ido?
— ¿Y? Recuerda, hoy estamos tú y yo. Sin juegos, somos adultos, vamos a comportarnos — dijo Draco bajando el tono hasta hablar en un susurro mientras colocaba una mano en la parte baja de la espalda de Hermione para acercarla a él — solos tu y yo... — murmuró.
La boca de Hermione se secó. Un estremecimiento recorrió su cuerpo y le flaquearon las rodillas. Dios ¿Qué le hacía ese hombre?
Entreabrió los labios, secos, y se pasó la puntita de la lengua humedeciéndolos, llamando así la atención de Draco, quien siguió aquel gesto con los ojos, hipnotizado.
— Draco...
— ¿Te he dicho lo sexy que vas esta noche y lo peligroso que es lo que acabas de hacer?
— Draco... — lo llamó en un susurró suplicante.
La boca de Draco se unió a la suya en un beso tierno y sensual. Un beso largo y prometedor. Él se abrió paso con la lengua entre los labios de la chica y se adueñó de su boca, besándola con más intensidad. Sin darse cuenta, ella rodeó el cuello de Draco con los brazos y se pegó a él.
Poco a poco el beso se hizo suave hasta que finalizó.
— Creo... — dijo él en un jadeo — que si seguimos así, no vamos a cenar.
Confundida y con la mente nublada por el deseo, Hermione parpadeó varias veces, haciéndose consciente de la situación, del lugar en el que estaba y de lo que estaba haciendo.
El color escarlata resaltó en su hermoso rostro inundando sus mejillas. Y con cuidado se separó un poco de él, todo lo que Draco le permitió.
— No te alejes... no ahora.
A la muchacha se le encogió el estómago, un nudo se alojó en su vientre y su corazón latió con fuerza.
No sabía que decir.
Abrió la boca, para volver a cerrarla y a abrirla de nuevo, pero no sabía que decir, de nuevo unió sus labios. Draco la miró con una sonrisa. La noche iba bien, le gustaba.
Con un brazo rodeó la cintura de Hermione y la pegó contra él. Le gustaba sentirla cerca suyo, hundió su rostro en el cabello castaño e inhaló su aroma, disfrutando de él, embriagándose.
— ¿Quieres tomar algo de que vayamos a cenar? — preguntó él con un tono ronco en la voz.
— No, así está bien — contestó ella devolviéndole el abrazo. Estuvo a punto de deslizar su mano hasta el trasero de Draco, en un gesto posesivo, pero se contuvo.
Salieron del bar después de que Draco pagara la cuenta. Caminaron en silencio un rato por la calle a solas.
— ¿Dónde me llevas a cenar?
— Ya verás.
El frío de la noche acarició sus cuerpos y ella aprovechó para pegarse más a Draco, quien la abrazó. Pegados, caminaron dando pequeños pasos. La curiosidad mataba a Hermione. ¿Dónde la llevaba? Iban a cenar, pero ¿Dónde?
La curiosidad fue calmada cuando poco después llegaron a una pequeña terraza, donde había puesta una mesa.
— ¿Qué es esto? — preguntó ella.
— Nuestra mesa.
— ¿Cómo?
— Vamos a cenar aquí. Una persona nos va a servir la cena, ya está todo preparado.
— Pero... ¿y si no venía, que ibas a hacer entonces?
— Me arriesgué. Además, sabía que vendrías.
— Engreído.
Él sonrió, y colocando la mano en la parte baja de la espalda de Hermione, la condujo a la terraza retirándole la silla, esperó a que se sentara y luego se sentó enfrente. Una sonrisa burlona se alojaba en el rostro de la chica.
— ¿Qué pasa? — preguntó él.
— Si al final va a resultar que eres un caballero y todo.
— No lo dudes.
— Bueno... — se burló ella.
Una música suave llenó el ambiente. Draco hizo sonar una campanita y un señor muy serio salió y les tomó nota. Después les sirvieron la cena.— Y ¿puedo preguntar por qué me traes a un lugar tan alejado?
— Puedes preguntar...
ESTÁS LEYENDO
Jugando con fuego [Dramione]
FanfictionCuando Draco Malfoy abrió la puerta no pudo evitar fijarse en los increíbles ojos, la sensual boca, y el maravilloso cuerpo de su visitante. Tampoco pudo evitar ver... ¡que estaba loca! Su nueva vecina, una excitante castaña, lo acusaba de destrozar...