Sentada a horcajadas sobre Draco, acarició con los dedos, índice de ambas manos, el cuello de Draco, descendiendo hasta los botones de la camisa mientras lo miraba a los ojos. Desabrochó los botones y le acarició el pecho.
— Ayúdame — pidió tirando de sus manos y levantándose un poco.
Draco se incorporó y se deshizo de la camisa y la chaqueta, mientras ella luchaba con su cinturón y el botón de sus pantalones. Draco se puso de pie cuando ella se levantó y se quitó todo menos los calzoncillos, en los cuales la enorme erección no pasaba desapercibida. Intentó alcanzar a Hermione para desnudarla. Ansiaba sentirla, su cuerpo desnudo contra el de ella...Pero Hermione se escapó de él y rió tontamente.
— ¿Dónde te crees que vas? — preguntó en tono grave.
— Calla, gruñón — rió ella.
Entonces se acercó a él y lo empujó sentándolo en la cama, colocándose delante de él. Deslizó una mano hacía atrás, desabrochó el vestido, aunque lo sujetó. Le encaba tener la atención de Draco, toda su atención y su cuerpo preparado para ella, como el suyo lo estaba para él.Se giró y dándole la espalda dejó que el vestido verde cayera al suelo, y quedó tan solo con unas braguitas y los altísimos zapatos de tacón negros. La boca de Draco se hizo agua, sin hablar de la parte de su cuerpo que más lo sintió.
Se levantó y se acercó a ella. La abrazó desde atrás, pegando su erección contra ella, haciéndola jadear. Sus manos nerviosas acariciaron el vientre de la chica y ascendieron hasta alcanzar sus redondeados senos. Hermione gimió y las rodillas le temblaron. Sin poderlo evitar, echó la mano hacía atrás hasta alcanzar su erección.
Se giró entre los brazos de Draco y lo miró a los ojos. Él agachó la cabeza y tomó entre los dientes uno de sus descarados pezones, haciéndola temblar.
Dios. Nada de calma, nada de llevar el mando. Solo disfrutar.Tiró de sus braguitas hacía abajo y las pateó cuando alcanzaron el suelo. Luego le quitó los calzoncillos a Draco.
Los brazos de Draco la rodearon y la alzaron un poco. Hermione subió una de sus piernas intentando alcanzarlo y de pronto cayó sobre el colchón.Una pierna a cada lado. Draco entre ellas. Sus manos inquietas acariciaban sus cuerpos ansiosos. Sus bocas se devoraban. La boca de Draco descendió hasta el cuello de Hermione, quien se aferró a su pelo mientras echaba la cabeza hacía atrás.
Un gritó se escapó de entre los labios de la castaña, su cuerpo se arqueó y cerró los brazos en torno a Draco, abrazándolo. La había penetrado profundamente, había entrado en ella de una sola y concisa embestida, llenándola completamente.El sexo de ella se contrajo alrededor de Draco, abrazándolo.
Él la miró a los ojos y buscó su boca. Los pies de Hermione alcanzaban el suelo y los levantó.
Draco comenzó a moverse, entrando y saliendo de ella con embestidas largas y profundas, haciéndola decir palabras sin sentido. Los ojos de Hermione se cerraron y las yemas de sus dedos se aferraron a los hombros de su vecino. Le rodeó la cintura con las piernas y se movió con él.
Draco se notó tensar... estaba tan cerca. Se concentró en sus penetraciones y buscó la boca de Hermione.
— ¡Dios, Draco! — Gimió ella en un lloriqueo — oh dios.
— Vamos, nena — gimió él mientras se hundía en ella — vamos — jadeó.
Las palpitaciones del sexo de ella lo estaban llevando a la locura. Se enterró con fuerza en su interior y el grito de la chica llamándolo llenó la habitación. Entonces se dejó llevar junto a ella, llamándola entre gruñidos. Antes de caer sobre el cuerpo sudoroso de la castaña.La abrazó, y en silencio rogó para que ella no hiciera nada para estropear el momento.
— ¿Qué tengo? — preguntó ella cuando él la miraba medio aterrorizado.
— Nada, estoy esperando uno de tus ataques.
— ¿Cómo?
— Nada.
— Draco... — él se tensó — no voy a ir a ningún lado. De hecho creo que tenemos una preciosa y larga noche por delante.
Quizás era momento de darle una oportunidad a su vecino.
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Jugando con fuego [Dramione]
FanfictionCuando Draco Malfoy abrió la puerta no pudo evitar fijarse en los increíbles ojos, la sensual boca, y el maravilloso cuerpo de su visitante. Tampoco pudo evitar ver... ¡que estaba loca! Su nueva vecina, una excitante castaña, lo acusaba de destrozar...