Horas más tardes, Hermione estaba tirada en el sofá de su casa. Su mente aún estaba hecha un lío.
Se sentía defraudada por su amiga.
Pero a la vez... agradecida.
Draco llevaba razón. Si Luna no hubiera montado todo aquel numerito, ella no hubiese conocido a Draco, y debía de reconocer que se había divertido fastidiándolo y lo había pasado increíblemente bien las semanas que habían pasado juntos como... amantes.
Más seguía enfadada con su amiga por la mentira, a pesar de que lo hubiera hecho por su bien.
También había otra pega: Se había enamorado como una tonta de Draco a pesar de haber hecho todo lo posible para no enamorarse. Había luchado contra ese sentimiento con la seguridad de que él le rompería el corazón de un momento a otro, con la seguridad de que se cansaría de ella.
Se había comportado como una estúpida.
El timbre de la puerta sonó y ella lo ignoró.
— Hermione, se que estás ahí. Así que: O abres la puerta, o la tiro abajo — la voz de Draco la inquietó
— Vete — contestó después de un corto silencio.
— Abre.
— Necesito pensar.
— Bien, pues hazlo conmigo dentro.
— Fuera.
— Cuento cinco: Uno... dos... abre Hermione. Tres... rompo la puerta ¿eh?, cuatro...
Draco se preparó para chocar con aquel trozo de madera cuando la puerta de abrió.
— Idiota — refunfuñó ella.
— Yo también te quiero.
Por unos instantes el corazón de Hermione se detuvo, pero después comprendió la broma. Se tiró en el sofá de nuevo sin preocuparse por su aspecto. Draco ya la había visto de todas las formas posibles.
— ¿Qué quieres?
— Ver que estás bien.
— Vale, ya lo has visto. Ahora vete.
— ¿Es necesario que seas tan borde? Yo no tengo nada que ver.
Ella suspiró.
— Lo siento, estoy enfadada. No soy buena compañía.
— Para mí siempre eres buena compañía...
Ella quiso llorar.
— ¿Qué haces aquí?
— Ya te lo he dicho.
— Y yo ya te he dicho que...
— Como me digas que me vaya, no volveré.
Silencio.
— Yo...
— Mira Hermione. Creo que debes de hablar con Luna.
— No quiero.
— Es tu amiga.
— Me mintió.
— Por ti, porque pensaba en ti.
— Ja.
— Hermione, creo que en parte debemos de agradecerle.
— ¿Qué? ¿Por qué iba a agradecerle nada?
— Yo por lo menos si... por ella te conocí.
— Y yo hice el tonto alrededor tuyo.
— Me encantó. Si no fuera por ella no hubiese conocido a la mujer más divertida y descarada del mundo.
— Muy gracioso.
— Debes hablar con ella.
— ¿Para agradecerle, quizás?
— Yo lo he hecho.
— Pues no sé por qué.
— Gracias a Luna he encontrado el amor.
— ¿Qué? — preguntó temblorosa.
— Te amo.
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Jugando con fuego [Dramione]
FanficCuando Draco Malfoy abrió la puerta no pudo evitar fijarse en los increíbles ojos, la sensual boca, y el maravilloso cuerpo de su visitante. Tampoco pudo evitar ver... ¡que estaba loca! Su nueva vecina, una excitante castaña, lo acusaba de destrozar...