¿Grueso?

8.5K 958 92
                                    

—Día 25—

—Prueba esto —sonrió con la boca llena, haciéndolo sonreír a él, mientras le daba un bombón en la boca—. ¿Está bueno?

El castaño asintió con la cabeza, saboreando aquel trozo de chocolate relleno de mousse de chocolate y licor.

—Sí, tiene muy buen sabor.

—Okay, entonces queremos estos —le dijo a la chica, que estaba anotando el menú para la cena, el cátering básicamente para su ceremonia.

Ya habían elegido la comida, ahora estaban con la mesa dulce y postres, y luego seguirían con los vinos. Regalo por parte de Marie.

Si no fuera por la ayuda de toda su familia y amigos, quizás su matrimonio si hubiese sido una unión por civil no más.

—Quiero helado ¿Qué gustos te gustan a ti? —le preguntó tomando otro bombón.

—No como helado ¿Recuerdas que te dije que soy alérgico a la leche?

—Oh cierto ¿Qué opciones para intolerantes a la lactosa tienen? —le preguntó curiosa a la joven frente a ellos, tomando un rollito de canela.

***

—No, no, tú vete por ahí con Tadel, esto es un secreto —sonrió traviesa Marie, tomando de la mano a Lindsay para llevársela a la habitación.

—¿Por qué tanto misterio? —sonrió curiosa.

—Hm, una sola cama ¿Ya duermen juntos? —preguntó con picardía.

—No, claro que no, el duerme aquí y yo en la sala.

—Que aburrida, Lind. Semejante paleta tiene entre las piernas, y tú ni una probadita quieres darle.

—Marie —pronunció molesta, haciéndola reír.

—Lo siento, olvido que será tu esposo.

—¿Qué querías mostrarme?

—Ah sí, mira esto. Ayer cuando pasé por la tienda, lo ví, y pensé que sería perfecto para ti. Porque sí tendrán noche de bodas ¿Verdad?

La rubia no le respondió, y tomó la bolsa que su amiga llevaba. Al sacar lo que había adentro, miró desconcertada, avergonzada, a Marie.

—¿Qué demonios es esto?

—Un babydoll, tonta —rio—. Es precioso, y estoy segura que te quedará tan sexy.

—Marie por Dios ¿Es una broma? Esto es completamente transparente, y... Y-Y mis pezones quedarían al aire, sin contar con que la tanga ¿Está abierta abajo? ¿E-Es en serio?

—Ay por favor, no seas tan tonta, se supone que debes usar algo sexy en tu noche de bodas, mujer. Es tu luna de miel.

—S-Sí, pero no quiero usar esto.

—Okay, quizás quede algún camisón de tu abuela por aquí.

Lindsay rio al escuchar eso, rodando los ojos.

—N-No podría ni mirarlo a la cara si me pusiera eso.

—Tampoco lo mires en la entrepierna entonces, porque ahí si te dará un infarto —rio con malicia—. ¿Viste alguna vez un chori-?

—¡Basta! —la regañó con el rostro rojo de la vergüenza, escuchándola reír.

—Yo sólo te estoy advirtiendo, Lind, cuando vayas a la carnicería, te acordarás de mí al ver un chorizo. O mejor dicho, de él —volvió a reír—. Oye, creo que te voy a regalar unos geles y lubricantes con sabor ¿Qué dices?

—Q-Que eres una tarada.

***

—Día 27—

Lo observó mientras Cillian pintaba una de las paredes, llevando un shorts holgado y camiseta del mismo modo. Desde que había tenido aquella charla con Marie, no se había podido sacar aquello de la cabeza.

¿Es que en serio era tan grande? ¿Tan grueso? Ya temía hacerlo con él. Sabía que la castaña era una tonta exagerada ¿Pero si era cierto? Aún recordaba las fotos del catálogo.

Cillian se giró, la miró, y luego se miró a él mismo.

—¿Qué pasa? ¿Tengo algo? —le preguntó incómodo, al sentir que ella no dejaba de verlo.

No, definitivamente no podía preguntarle cuánto le medía...

—¿Tienes hambre?

—No —sonrió confundido—. Comimos hace una hora creo ¿Tú tienes hambre?

—Sí, creo que quiero comer un hotdog.

—Está bien ¿Quieres que te acompañe a comprarlo?

—Claro —sonrió.

Cuando él bajó del banco donde estaba parado, ella sonrió mirándolo a la cara.

—Tienes muchas pequitas beige ahora por el rostro —sonrió.

—¿En serio? De acuerdo, me lavo la cara y te acompaño.

—Está bien, aquí te espero —sonrió mirando como él se iba.

Okay, sólo... Debía relajarse ¿Qué tan grande podría ser? ¿Cuánto podría doler? Cillian parecía muy dulce, tranquilo, estaba segura que le daría una buena noche.

Maldita Marie, desde que le había dicho aquello, ya no podía dejar de pensar en la tan anhelada noche de bodas.

...

CillianDonde viven las historias. Descúbrelo ahora