Flores

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—Día 30—

Sólo una semana, siete días más, y serían legalmente marido y mujer. Y el castaño comenzaba a sentirse muy nervioso, no faltaba nada para dar el sí.

¿Cambiaría en el algo luego su relación? Ellos se llevaban como buenos amigos, pero nada más.

Ya habían retirado los anillos, el vestido de Lindsay, que su mamá le había regalado, ya tenían el cátering, ya estaban preparando el jardín de la casa de Marie para la ceremonia y fiesta, e incluso su traje estaba listo.

Su casa había quedado muy bonita, luego de arreglarla, limpiarla, y traer muebles nuevos. Allí vivirían un par de años hasta que pudieran viajar al asentamiento.

Y todo estaba sucediendo tan rápido, que de cierto modo mareaba.

Aquella mañana se había levantando temprano para salir a caminar, mientras Lindsay dormía. Necesitaba despejarse un poco la mente, no pensar en la boda.

Pero era imposible.

***

Estaban desayunando un té con tostadas, y mantequilla de maní para Lindsay, cuando la joven rubia carraspeó un poco, llamando la atención de Cillian.

—Yo... Yo estaba pensando el otro día en... Bueno, nuestra luna de miel.

—Sí ¿Qué pasa con eso?

—No quiero que sientas que me debes algo, o que debes, em... No lo sé, pagarme con sexo, recuerda que ya no hay contrato ni nada de por medio.

—Está bien, Lindsay, no pensaba en eso —sonrió—. Será igual como hasta ahora ¿No?

—S-Sí, todo será igual como hasta ahora —pronunció bajo, mirando su taza de té helado.

—Genial —sonrió tomando su taza de té, para darle un sorbo.

—Bonitas flores.

—Las tomé del jardín, mientras lo limpiaba hoy. Algunas son salvajes, pero creo que se ven bonitas con las otras.

—Sí, me gusta el arreglo que haz hecho, es bonito.

—Gracias —sonrió.

***

—Día 33—

¿Por qué era tan difícil? ¿Por qué él no mostraba interés en ella? Si tan sólo él le diera una pequeña señal, Lindsay pasaría al siguiente paso.

Pero no, Cillian estaba ajeno a todo lo que pasaba por la cabeza de la joven rubia. Ya llevaba días deseando besar a su futuro marido, y quizás era por pura curiosidad de saber hasta donde podían llegar.

Pero él estaba neutral a todo. No importaba si se ponía un short corto, si andaba en bikini frente a él, no, Cillian no reaccionaba a ella.

Lo observó en el jardín, plantando algunas flores, porque al parecer le encantaba hacer eso, y fue hasta él, llevándole un vaso lleno de hielo y jugo recién exprimido.

—Ey, grandote, debes tener sed —sonrió.

—Sí, mucha —sonrió aliviado, tomando el vaso para beberse casi de inmediato la mitad—. Luego lo lavo.

—¿Por qué?

—Lo llene de tierra.

—Ni que me costara tanto. Oye, estás dejando muy bonito el jardín.

—Me encantan las flores, le dan como un aspecto más vivo a la casa ¿No lo crees?

—Sí —sonrió, sentándose en el césped, junto a él—. Oh, esa está quebrada.

—Es por eso que la separé, creo que ya me la vendieron así.

Tomó la flor, y terminó de cortar el tallo, antes de mirar a Lindsay, y colocarla con cuidado por encima de su oreja, sobre su cabello.

—Hermosa.

—¿La flor? —sonrió mirándolo a los ojos.

—Ambas —sonrió suavemente, mirándola.

Ella bajó la vista hacia sus labios, y al darse cuenta Cillian, tomó su vaso con jugo.

—¿Hay más?

—Sí, en la cocina...

—Iré por un poco más ¿Quieres que te traiga?

—No, gracias —murmuró tomando un a ramita de césped—... Estoy bien.

—De acuerdo, en seguida regreso.

—Okay —pronunció bajo.

Nop, definitivamente Cillian no sentía nada por ella.

***

Eran cerca de las once de la noche, y el castaño no podía dormir. Sentía que algo no estaba bien. Desde la tarde, Lindsay no se había mostrado tan animada como siempre.

Apenas y le había hablando en la cena, lo cual era extraño, ella siempre era muy charlatana, y le buscaba tema de conversación.

Salió de su habitación, y fue hasta la sala, donde dormía la joven rubia. Y allí estaba ella, comiendo una tableta de chocolate y mirando una película.

Al parecer, tampoco podía dormir.

Tomó una silla, y la llevó hasta ella, junto a su cama, tomando por sorpresa a Lindsay.

—Hola, yo tampoco puedo dormir —sonrió.

—Te entiendo, yo también estoy algo nerviosa, ansiosa... Y no sé porqué, si ni luna de miel tendremos.

Dejó de mirar la pantalla, para mirarla a ella, confundido.

—No entiendo ¿No íbamos a ir a una de las cabañas de tu abuela?

—Sí, pero no es como que vayamos a hacer algo —pronunció dándole una mordida a su barra.

—Ah...

Y no, él no lo sabía. O en realidad sí, ella le estaba diciendo ya que no iban a hacer nada.

...

Bueno chicas, no sé cuántas actualización más quieren jajaja 🤣🤣💞

CillianDonde viven las historias. Descúbrelo ahora