O me aceptas... O me aceptas

9.7K 1K 96
                                    

—Semanas después—

Observó a su amiga, con un enorme cartel que decía "Tadel y Cillian", desde lo lejos. Ella no quería tener nada que ver con aquel encuentro, pero la había acompañado para ver que todo estuviera bien.

Y luego de estar por casi una hora esperando, y comunicándose por celular, Lindsay observó cómo dos hombres enormes, musculosos, con camisetas pegadas al cuerpo, manga cortas, y jeans, se acercaban a la joven que castaña.

Desde lo lejos podía escuchar sus chillidos, y verla saltar de emoción.

Lo vio abrazar primero al tipo rubio, sin poder creer lo que su amiga realmente estaba haciendo, y luego como saludaba al castaño, hablándole.

Frunció el ceño cuando los tres se giraban, y vio como Marie la señalaba, hablándole al tipo castaño.

—N-No puede ser cierto —murmuró desconcertada.

Se giró rápidamente, al ver que el tipo le decía una última cosa a Marie, y luego se dirigía hacia ella. Aceleró su paso, y se apresuró a salir del aeropuerto, escondiéndose entre las demás personas.

—La voy a matar, lo juro por su santa madre que lo voy a hacer —murmuró con nerviosismo, escabulléndose.

Fue hacia las escaleras mecánicas, y tomó su celular, sin querer mirar atrás, mientras le enviaba un mensaje a Marie. Y luego fue hasta el estacionamiento, buscando su moto.

Marie había llegado en su auto, y ella en su moto, ya que para el momento de volver, Lindsay no iba a hacerlo con ellos tres.

Se colocó el casco, y cuando estaba por subirse, vio la figura de alguien más llegar rápidamente frente a ella. Al levantar la cabeza, se encontró con una mirada oscura, y una sonrisa divertida.

—¿Te gusta jugar a las escondidas?

Maldita, Marie.

—E-Em... No sé qué te haya dicho, Marie, pero tú ahora debes estar con ella.

Arqueó una ceja, observándola con cierta diversión.

—Ajá ¿Por qué?

—Pues porque ella te contrató, yo no tengo nada que ver.

—¿Eres Lindsay? Porque te ves como Lindsay.

—¿C-Cómo sabes mí n-nombre? —preguntó aturdida.

—Entonces tú eres con quién debo estar, soy Cillian —le dijo dándole la mano.

—No, no, tú debes irte con Marie.

—Lo siento, pero no puedo hacerlo. A menos, que firmes esto —le dijo sacando unas hojas dobladas del bolsillo de su pantalón.

—¿Qué es?

—Pues, es un papel que evita que te demande, ya que esto es un contrato.

—¿Cómo me vas a demandar a mí, cuándo yo no compré nada? Es absurdo.

—A ti no, a Marie.

—Háblalo con Marie entonces, yo no tengo nada que ver.

—Okay, que pague tu amiga entonces —pronunció con simpleza.

Cuando el castaño se giró para irse, Lindsay lo observó insegura, antes de rodar los ojos, y mandar al diablo a la estúpida de su amiga. Es que en serio ¿Cómo podía estar confiada luego de haber visto a esos dos tipos? Estaban llenos de tatuajes.

—Oye, Cillian, dame ese maldito papel —le dijo deteniéndolo.

—¿Segura?

—Sí —pronunció molesta.

Al tomarlo, leyó las primeras líneas, donde se hablaba del contrato entre ambas partes, y se desarrollaba todo lo que debía ocurrir durante ese mes, texto que Lindsay se pasó de largo.

Fue hasta la última página, donde la rubia había leído algo de renuncia, y firmó allí.

—Ten.

Cillian lo tomó, verificó su firma, y luego sonrió con cierta diversión.

—Perfecto, tu firma ya está aquí, así que, si tú no me llevas contigo, ahora yo te demandaré a ti.

La jovencita lo observó atónita.

—¿Qué?

—Sólo faltaba que firmaras el contrato, y lo hiciste. Legalmente, ahora tenemos un contrato de un mes como-

—No, no —lo interrumpió molesta—. A mí no me vengas con estupideces, yo no pienso cumplir esa mierda. Ve y jódele la vida a Marie.

—¿Me pides y luego te arrepientes?

—¿Y quién diablos te dijo que yo te pedí? Hombre, fue ella quién te pidió en una oferta.

Al escuchar aquello, frunció el ceño molesto. ¿Una oferta? ¿En serio?

—¿Tienes idea de lo humillante que es tener que hacer esto? Y encima, para que una mocosa como tú, me venga a decir que soy una oferta.

—A mí no me reclames, ya te dije que Marie te contrató, no yo.

—Pues en éste contrato está tu nombre, y lo cumplirás.

...

CillianDonde viven las historias. Descúbrelo ahora