¿Estás loca?

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—¿Te gusta la mantequilla de maní?

—Sí, un poco. Las cosas con muchas grasas no tengo permitido comer.

—¿Por qué? —le preguntó curiosa, tomando una cucharada de mantequilla, para darle a él.

—Pues por los granos, acné.

Sonrió divertida, llevándose la cuchara de ella a la boca.

—¿En serio tienes acné?

—Cuando no me cuido en las comidas, sí. Debo beber mucha agua además.

—Mm, por eso debe ser que tienes una piel tan bonita —le dijo mirándolo.

—Y porque además uso cremas hidrantes.

—Que genial conocer a un hombre que se ocupa tanto de su imagen —sonrió tomando más mantequilla.

Y ahí estaba de nuevo la Lindsay amable, esa que había comprobado que aparecía cuando le tenía lástima. Y era una puta mierda.

Observó la sala, y luego vio los libros de ella sobre una silla.

—¿Estabas estudiando?

—Sí, ya rendí todo en diciembre, pero como no tengo nada más por hacer, me puse a repasar un poco.

—¿Qué estudias?

—Ingeniería biomédica.

La miró sorprendido ¿En serio? Esa pequeña rubia, de aspecto algo infantil ¿Estudiando ingeniería biomédica? Era raro de pensar, ella parecía más de una de esas modelos de catálogo, era una muñequita.

Y otro ejemplo, de que juzgar a alguien por su imagen no estaba bien.

—No soy una rubia tonta, si en eso te quedaste pensando —le dijo con cierta molestia, tomando otra cucharada con mantequilla de maní, dejando ya casi por la mitad el pote.

—No, no creí eso, sólo que me sorprendió. Supongo que es una carrera muy complicada.

—Lo es, pero ya terminé segundo año. Me fascina la idea de poder crear nuevos tipos de prótesis, y... Otras cosas.

—¿Otras cosas?

—Sí, luego te mostraré mí cuaderno con proyectos. Oye ¿Quieres que te prepare algo? ¿Almorzaste? Porque yo no.

—No, no lo hice.

Asintió con la cabeza, mirándolo a los ojos.

—De acuerdo, ven conmigo a la cocina, así vemos que puedes comer, no quiero que te enfermes nuevamente. Es horrible verte en la cama así.

—Supongo que no es bonito para nadie ver a alguien vomitar —pronunció bajo.

Lindsay se había quedado con él cuando estaba con los vómitos, a pesar de que Cillian le habían pedido que lo dejara solo. Era incómodo que lo viera de ese modo.

—No me refiero a eso, sino a verte tan mal, quejándote, con fiebre, temblando. Es horrible porque no podía ayudarte.

—Ah...

***

—¿Y dónde trabajarías? —le preguntó curioso, mientras volteaba su filete.

—Aún no tengo nada decidido —le dijo pensativa—. La mejor oferta de trabajo, la tomaré.

—Yo si tendría tu oportunidad, me iría al asentamiento central. Sé que por trabajo, a profesionales, si están dándole la residencia permanente.

Lindsay le dio una mordida a su trozo de zanahoria, mirando a Cillian.

—¿Por qué no estudias?

Él sonrió divertido, negando con la cabeza.

—Primero, estoy viejo. Y segundo, pero más importante, soy un bruto, Lindsay. Una carrera tan difícil como esa, es imposible para mí.

—Esas son estupideces, estoy segura que con unas buenas horas de estudio, podrías conseguirlo.

—No lo creo.

—Yo puedo ayudarte. ¿No quieres intentarlo?

—Me voy en dos semanas.

—¿Y no puedes quedarte un tiempo más? De todos modos ibas a renunciar a tu trabajo. Cobras tu comisión, y te quedas aquí.

—¿Y luego de que vivo? Allá tengo mi casa, donde puedo vivir con mi familia. Aquí no tengo nada. Además, sólo tengo permitido estar un mes aquí.

—¿Y no puedes renovar el permiso?

—No creo que me lo renueven por tantos años. De todos modos, gracias Lindsay, fue una bonita idea.

—Mm, estoy segura que encontraremos una solución si aceptas quedarte aquí.

—Claro, que alguien me adopte como su hijo, o me case —rio.

La rubia abrió los ojos sorprendida. Era verdad, podía casarse con alguien, así tendría la residencia permanente en su país.

—Es verdad.

—¿Qué cosa?

—Si te casas con alguien, obtienes la residencia permanente, y todos los beneficios que eso conlleva. Y si me caso contigo, tenemos más posibilidades de entrar al asentamiento, porque tú eres kanatita.

—C-Creo que no estás-

—Podríamos intentarlo —le dijo mirándolo a los ojos—. Todos hablan de la tecnología que tienen en ese país, con la calidad de vida que llevan las personas allí. Dicen que el nivel de delincuencia es tan bajo, que casi es nulo. Sus leyes de adopción y compromiso social son muy avanzadas. Sí, definitivamente, es un buen lugar para vivir —pronunció bajándose del taburete, para ir a buscar su celular.

Cillian la quedó mirando desconcertado. No podía estar hablando en serio, era una completa locura. De no quererlo tener cerca ¿A casarse? No, esa rubia no estaba bien de la cabeza.

...

¿😃?💍

CillianDonde viven las historias. Descúbrelo ahora