Cillian

Cambio

—Ella no querrá venir.

—Pero entiende que Cil no se siente bien, y no quiere que ella esté con él. Él siente que ella lo está haciendo por obligación, o lástima, y Cillian tiene una autoestima de la mierda.

—¿A qué te refieres? —le inquirió curiosa, mirándolo a los ojos.

Ambos estaban en la cama, desnudos luego de haber tenido sexo al despertar.

—Pues a eso, Cillian tiene una autoestima muy baja, y más ahora que no tiene tanto trabajo. Una vez, una chica le dijo que quizás él no era rentable porque no parecía a uno de los nuestros. Y es que su papá es mitad kanatita, y su mamá humana, es por eso que él tampoco tiene orejas como las nuestras, y su pupilas elípticas casi ni se notan. Desde entonces, se volvió muy inseguro, más aún porque ya había modificado su cuerpo.

—¿De qué forma?

—Pues se limó los dientes, los colmillos básicamente, y ahora como que ya no le quedan rasgos distintivos, a simplemente vista, de lo que es. Ahora parece un humano, a excepción de que puede gruñir.

—Ay, ahora siento pena por él.

—Y es lo que no quiere Cillian. Es por eso que me pidió que saliéramos hoy, para que ella no tuviera que pasar tiempo con él.

—De acuerdo, lo haré. Y también intentaré alegrarlo —sonrió traviesa—. Para mí sigue siendo un gatito muy lindo.

—¿A qué te refieres?

—A que hoy dormirás en la sala con Lindsay.

—¿Y ella querrá?

—Ajá, ella no tendrá problemas con eso —sonrió.

***

—Día 5 por la tarde—

Sí había aceptado salir con Marie y Tadel, pero no porque quisiera salir a pasear. La rubia había pasado como una hora con ellos, y luego había ido a su casa, a visitar a su familia.

Hacerles saber que se encontraba bien, además de buscar algo ropa, antes de volver al departamento que compartía con su amiga.

Al hacerlo, ya de noche, se encontró con que Marie y Tadel también habían regresado, y estaba con Cillian en la sala viendo una serie.

El castaño se veía mucho mejor, pero aún así, no estaba cenando con ellos, estaba tomando un té con tostadas.

—Hola —saludó mirándolos—. Y qué bueno que ya te sientas mejor, Cillian. Incluso tu color se ve bien.

—Sí, ya no estoy mareado y las nauseas casi desaparecieron —sonrió levemente.

—Lind, ahora que ya regresaste, quería contarte lo que haremos ésta noche —sonrió Marie, pausando la serie—. Tadel dormirá en el living contigo, y Cillian conmigo.

—¿Qué?

—No te preocupes, Tadel sólo dormirá contigo, y prometió usar un shorts para no incomodarte —sonrió divertida.

Lindsay observó a Cillian, esperando para saber que pensaba él al respecto. Pero el castaño no dijo nada, sólo estaba mirando su taza de té.

—A menos que tú no quieras, y prefieras que duerma en boxer —sonrió Tadel.

¿Qué clase de mente retorcida pensaban que ella tenía? ¿Cómo se les podía ocurrir que ella podría llegar a tener sexo con él? Luego de haber estado casi una semana en la cama de Marie.

—No, no hace falta, hoy yo sólo... Volví para buscar unas cosas, estaré en mí casa —le dijo seria a su amiga.

—¿Qué? ¿Por qué? No hace falta que te vayas, Lind. Y si no quieres que Tadel duerman contigo, pues bueno, creo que entramos los tres en mi cama —rio—. Seré el queso entre dos enormes panes.

—Como sea —murmuró con fastidio, dejando la sala para ir al living a buscar su mochila.

Cillian levantó levemente la mirada, en el momento en que ella se fue, pero no dijo nada. Su trabajo era complacer a sus clientas, y Marie era quien lo había contratado.

No podía decirle que no.

***

Le había pedido que se acostara en la cama, sólo con sus boxer puestos, y sonrió al ver el hermoso cuerpo escultural del muchacho. Sus músculos firmes y marcados, sus tatuajes, su piel bronceada, sus abdominales.

Sí, Cillian era delicioso a la vista.

Sonrió traviesa, y se subió a la cama, gateando hasta él, antes de subirse y sentarse sobre su pelvis.

—Sé que Lindsay no ha sido buena contigo, pero hoy te haré pasar una noche diferente —sonrió pasando sus manos por el pecho de él, acariciado sus pectorales—. ¿Te sientes bien para estar conmigo?

...