El Taehyung de los ojos verdes.

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Taehyung era un hombre de muchos talentos.

Lo sabía. Sus padres lo sabían, desafortunadamente. Sus novias definitivamente lo sabían...

— ¿Por qué te tardas tanto? El lisiado tiene hambre.

Jimin era el único que no lo sabía.

—Sirvo a otros propósitos, ¿sabes?–  Taehyung gritó desde la cocina donde estaba preparando panecillos de queso.

—Quienes son esos otros elusivos propósitos. Me gustaría demandarlos por derecho de custodia– Jimin replicó desde su asiento en el sillón, donde estaba  ojeando una revista de danza para darse ideas. Su pierna ya no tenían el yeso pero si su brazo, no tenia el dedo entabliyado y literalmente se estaba muriendo por volver a trabajar es sus coreografías; los presentaria él mismo antes de dar un reembolso.

—Soy un ser humano– dijo el castaño apareciendo por una esquina y entrecerrando los ojos.

—¿Qué?, ¿quién te dijo eso?– demandó Jimin, levantando la mirada de su revista, las cejas levantadas —¿No deberías de estar batiendo algo? –

La quijada de Taehyung se elevó indignada —No soy tu esclavo quiero que sepas.

—Oh, por favor, no te des tanto crédito– se burló, sacudiendo la revista y regresándole su atención.

—Estoy tentado a dejar que te ahogues en tu propia mugre y mueras de hambre– dijo resentido Taehyung regresando a la cocina y poniendo algo de mezcla en el sartén.

—No seas ridículo. Soy tu hobby favorito– contestó y Taehyung fue salvado de tener que formular una mentira por el timbre de la puerta.

—¿Eres demasiado bueno cómo para ver quien es? –

—No, yo lo hago– gruñó, levantándose del sillón y cojeando ligeramente hasta la puerta . —Sigue cocinando se inclinó un poco en la puerta para ver por le hoyo —Oh, maldición.

—Si ordenaste pizza, te voy a ahorcar. No sería tan difícil ahorita.

Jimin se escurrió en la cocina con los ojos entrecerrados —¿Llamaste a Dora? Te voy a golpear hasta que quedes estúpido si no es que alguien ya lo hizo primero– siseó.

Tae resopló y miro al rubio despreciativamente —Tenías que sentarte para orinar hace una semana, no podrías ni ponerle las rayas a una cebra ahorita.

Se giró de nuevo a la mezcla.

—Aparte, yo no la llamé, sicópata paranoico. Le llamé cuando estabas en el hospital, apenas debe de haber regresado.

—Tengo barba– Dijo entre dientes.
—Aguántate con tu cromosoma– Y el timbre sonó de nuevo —¿En serio la vas a dejar ahí parada? –

—¡Soy un desastre!

—Eso no es novedad, Duquesa– replicó —¿Qué quieres que haga al respecto? –

—Distráela mientras me arregló– le imploró rápidamente, haciendo su camino hacia el baño.

—Qu-¡Jimin! ¿Qué hay de los panecillos?– Tartamudeó.

—Sigue haciéndolos, sólo hazlos con ella– Insistió el rubio.

—¿Qué se te metió, Versace? Te ha visto en peores condiciones– Taehyung presionó, siguiendo a Jimin.

—No así, sólo.. ¡Abre la maldita puerta! ¿Para qué te tengo aquí?– Jimin cerró la puerta del baño y Taehyung escuchó al seguro ponerse. Rodó los ojos.

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