Era muy temprano aquella mañana cuando algo la interrumpió de su sueño. Abrió sus ojos con pesadez topándose con un par de ojos color carmín. Nimue gritó por la sorpresa brincando sobre su cama del susto, casi cayendo de la misma. Era Shadow, quien yacía en su habitación, y estaba segura que no la miraba dormir exactamente.
–¿Qué demonios crees que haces?– cuestionó molesta la eriza con su cara sonrojada de la vergüenza.
–Levántate– ordenó el erizo negro con aquella cara inexpresiva tan típica en él. –Nos vamos.
–¿De qué hablas?
–Iremos con la princesa.
–"Por fin se ha decidido por aquella propuesta"– pensó con desánimo, hasta que la palabra iremos golpeó con fuerza en su mente, ¿se refería a que ella también lo acompañaría? –Espera, ¿Yo también?
–Ella irá a un castillo, los grandes magos como tu maestro suelen ir a ese tipo de lugares. Posiblemente esté ahí.
–"No quiere dejarme sola"– pensó esbozando lentamente una sonrisa. A pesar de que en el exterior se le veía frío y de cierta forma arrogante, él realmente era un erizo de buen corazón –Pero, qué pasará con aquellos que te buscan. ¿Será seguro?
–No puedo huir de mi pasado Amelia– respondió a baja voz –Necesito saber quién soy.
–Entonces, ¿qué esperamos?
Shadow la cargó una vez tocaron el bosque de Brocelianda corriendo a gran velocidad, llevándola al lugar donde se había topado con aquella princesa de púas doradas. Shadow ya le había mencionado con anterioridad que era veloz y fuerte, pero no tenía una idea de cuanto. Nimue ocultó su cara en el suave pecho de él en un esfuerzo de evitar que el viento lastimara sus ojos pues la carrera era intensa, y de pronto pararon a un par de minutos de partir; Nimue asumió que el erizo se había perdido o tal vez estaba desorientado, pero por el contrario, ya habían llegado a su destino. Una pequeña villa, una de verdad.
–Merlín...– musitó con un nudo en su garganta. Tal vez ahí podría encontrarlo.
–No hay ningún mago por aquí– indicó el erizo negro soltándola. –Pregunte antes.
–Realmente te preocupas por mí, ¿verdad?– sonrió divertida.
–¡Por supuesto que no!– alzó la voz con sonroje. –Lo hice porque sabía que me bombardearías con preguntas si te contaba que había venido y no tenía intenciones de darle mayor vuelta al asunto.
–Gracias Shadow.
–Olvídalo Amelia– cortó mordaz –Andando.
Caminó encubriendo su rostro con aquella capa al igual que él. Tenían toda la intención de cubrir sus identidades. Nimue yacía tan cerca de Shadow como él se lo permitía sin verla de una manera intimidante, sabía que no le agradaba que se acercara mucho a él. Sus experiencias fuera de su lago no habían sido muy positivas y el miedo había hecho un hogar en su corazón.
–Aquí es– indicó el erizo negro deteniendo su marcha
–Es un hogar muy hermoso– admiró Amelia la casa de bloques de piedra con bello jardín finamente ornamentado.
–Es lo mínimo que puedes esperar de la realeza.
Alzó su mano con la intención de tocar la puerta cuando Amelia lo detuvo. Shadow la volteó a ver desconcertado por su acción, pero su expresión seria y ojos llenos de preocupación le hicieron saber que había un motivo para aquello.
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Shadow of the Hearts
RomansaProclamado como un asesino, Lancelot buscará respuestas de una vida que ha olvidado por completo convirtiéndose en el caballero de la futura reina Ingletarra, teniendo como única aliada a quien le debe la vida, Nimue. Sin embargo, una relación prohi...