Sábado. 8 am. No sé qué hago un sábado despertándome a las ocho de la mañana. Capaz será porque ayer, regresando de California, dormí doce horas en el bus. Nunca he dormido tanto tiempo. Ayer, apenas llegué a casa, lo primero que hice fue encerrarme en mi cuarto. Todo el camino de regreso desde el bachiller hasta casa, mamá se la pasaba preguntándome cómo me fue en el viaje, cosas del concierto, qué pasó con Steven, etc., etc. También me preguntaba por mi ánimo; no sabía qué responderle, sólo que estaba muy cansada. En parte era cierto...
Me encontraba navegando en internet en mi laptop, sentada en mi cama y apoyada en la pared. Desconecté mi chat en la red social, no tenía ánimos de chatear con nadie.
Al rato veo que me llega una notificación. Como era de esperarme, era de Francesca. No quería abrirla, pero la curiosidad me mata.
Cuando abro la notificación, me encuentro con la foto que Francesca me ha sacado besándome con Bryan, en donde ella me etiquetó, acompañada de un mensaje que dice "Las más calladas son las peores".
"Las más calladas son las peores". Me llené de rabia al leer eso. Se me hizo un nudo en la garganta. Tenía ganas de estallar en un llanto horrible, pero... me tranquilicé. Lo único que hice fue agarrar la almohada de mi cama y tirarla contra la pared. Me levanté, agarré la almohada y me puse a golpear la pared lo suficientemente como para terminar de desahogarme.
Una vez que terminé de hacer desastre con mi pobre almohada, hice lo siguiente: me dirigí hasta mi laptop, entré a mi red social, eliminé a Francesca de mis amigos (que no me acuerdo por qué la tengo de amiga ahí) y me desetiqueté de aquella foto. No quería que me lleguen las notificaciones de todos los que comenten allí, porque ya he visto varios que han comentado "Mírenla, tratando de parecer diferente y es igual de zorra que todas" o "Nunca me ha agradado Julianna, siempre así creyéndole la gran cosa".
Estaba a punto de cerrar sesión, hasta que me llega un mensaje de nada más ni nada menos que de Bryan, diciéndome: "Sé que estás conectada, sólo que no quieres aparecer conectada. Voy a ir a tu casa más tarde y nada de excusas, ¿ok?". ¿Cómo diablos supo que estoy conectada?
No le respondí, tampoco le dejé en visto, simplemente ignoré su mensaje. Al rato, me llega otro mensaje. Veo que es de Sarah, en donde me envía la foto que Francesca había subido a su muro, acompañado de un mensaje suyo que dice: "¿Me puedes explicar qué es esto?". Tampoco le respondí, y menos dejarla en visto porque me declara la Tercera Guerra Mundial.
Después de que estuve a punto de cerrar sesión, me llega otro mensaje. Es de Steven. Se me erizó la piel con tal sólo leer el mensaje que me ha enviado.
"Tenemos que hablar sobre esto, no debemos dejarlo así. Quiero que me aclares de una vez por todas qué es lo que te está pasando". No sabía qué hacer, si responderle, dejarlo en visto o simplemente ignorar ese mensaje. En este preciso momento, decidí algo que jamás pensé que haría: desactivar mi cuenta.
La verdad, soy fanática de las redes sociales, ya que me entero de cualquier chismerío de artistas, comparto cosas con mis únicos dos amigos, me hago amiga de gente de otros lugares, etc. Es la primera vez que desactivo mi cuenta temporalmente, ya que siempre suelo estar pendiente de mis redes sociales, pero esta vez, necesito alejarme un poco del chisme, del vicio, de todo por unos cuantos días.
Al rato, escucho que mi celular comienza a sonar. Reviso y veo que Sarah me está llamando. Si no le contesto, ella va a seguir insistiendo e insistiendo, así que no me queda otra.
SARAH: Julianna, ¿qué pasa que desactivaste tu cuenta en la red social? —decía Sarah desde la otra línea—.
Me quedé unos segundos en silencio. No sabía qué responderle, pero está más que obvio que seguro ya debe saber por qué.
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Mi admirador secreto. [EN EDICIÓN]
Teen FictionJulianna Jones es una adolescente que trata de buscar la felicidad en su obscura vida. Se considera a sí misma una "chica hipster", no tiene muchos amigos, es considerada el "bicho raro" de su escuela, siempre le encuentra doble sentido a las cosas...