Capítulo 25. [ÚLTIMO CAPÍTULO].

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Sábado. 5 am. No pude pegar ni un sólo ojo en la noche. Toda esta semana la he pasado de lo peor. Steven se fue el domingo por la mañana hasta Montana. No sé qué haré sin él todo este tiempo. Yo sé que él me ha dicho que vendrá a North Dakota los fines de semana, pero... no va a ser lo mismo. En el bachiller yo lo veía todos los días, y ahora... sólo lo veré los sábados y la mitad de los domingos, ya que a la noche tiene que volver hasta allí.

Me encontraba en mi habitación, tirada en mi cama boca arriba, pensando: «¿Qué haré con mi vida sin Steven?», «¿Cómo sobreviviré sin su ayuda?», «¿Y qué pasa si se consigue otra chica?». Esto último es lo que más me preocupa, ya que él estará cinco días de todas las semanas en Montana y solamente dos aquí en North Dakota. En muy poco tiempo podrá conseguirse otra chica, él es muy lindo y amable. ¿Qué chica no lo querría a Steven como novio?

Al rato escucho que Summer se había despertado. Ella se quedó a dormir conmigo este fin de semana para acompañarme y apoyarme en todo lo que estoy pasando. Se sentó en su saco de dormir morado con puntos blancos que trajo, se refregó los ojos, me miró y se levantó. Se dirigió hasta a mí y se sentó en mi colchón. Seguro notó que no pude dormir en toda la noche.

—Ok, ya me explicas —comenzó a decir en voz baja, ya que los otros todavía siguen durmiendo—. ¿Qué te pasa que no puedes dormir?

—¿Es necesario explicarlo? —dije mientras permanecía en mi misma posición—.

—No. No hace falta, ya sé todo —nos quedamos varios segundos en silencio; solté un suspiro—. Julianna, no tienes por qué estar deprimida, ¡hoy viene Steven! ¿Por qué sigues triste? Pensé que ibas a estar emocionada porque iba a venir él.

—Estoy emocionada, ¿no lo ves? —dije en un tono sarcástico, aunque en parte es cierto; Summer rueda sus ojos—.

—¡Uy sí! Se nota que estás emocionada, ¡párale un poco a la emoción, July! —decía ella sarcásticamente; rodé los ojos y me reí—.

—Por dentro estoy emocionada, aunque no lo creas, Summer.

—Ok, haré como que te creo.

Nos quedamos varios minutos en silencio. Un incómodo, incómodo silencio. Me senté en el colchón de mi cama, me recosté en la pared y miré hacia un costado, a la ventana de mi cuarto. Desde que Bryan está preso, no escucho más esos ruidos a la noche. Eso me lleva a la conclusión de que fue él; siempre fue él.

—¿En qué piensas, Julianna? —me pregunta Summer de golpe que me hace dar un saltito en mi lugar—.

—¡Ah! Ehhh, en nada... en nada... —dije, desanimada. No sé por qué estoy desanimada, hoy viene Steven y se supone que debo estar animada—.

—July, a mí no me engañas, yo sé que te pasa algo —Summer se acerca hasta a mí, me agarra la mano y se sienta a mi lado—. ¿Qué te ocurre?

Miré hacia arriba, me mordí los labios. Luego solté un suspiro, la miré a ella y dije...

—Steven... Steven es lo que me ocurre —Summer rueda los ojos—.

—¡Por Dios, Julianna! ¡Ya te dije que Steven viene hoy, ¿por qué te deprimes tanto?! —suspiro—.

—Lo que me deprime tanto es... pensar que en Montana... Steven pueda enamorarse d... de otra... chica... —cuando dije "de otra chica", eso lo dije con un hilo de voz—.

—¡Julianna, por el amor de Dios! —Summer me agarra de los hombros y me sacude— ¡Steven no es esa clase de chicos que engaña a sus novias! ¡Y lo sé, porque en nuestro viaje a California él me hablaba muy bien de tí! —abrí grandes los ojos—.

Mi admirador secreto. [EN EDICIÓN]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora