10. Del episodio 14 - Los aspersores

3.1K 108 9
                                    

Antecedentes...

-Hola, estropajo -le dije cuando vi quien entraba.
-Odio que me llames así. De niña te llevaste más de una patada por ello. ¿De qué te ríes?
-Acabo de tener una visión de papá y mamá de lo más divertida. Daría un año de mi vida por haber sido una mosca y haberlo presenciado de primera mano.
-¿A qué momento te refieres? Tienen para empezar y no acabar.
-¿Te ha contado papá o mamá alguna vez el día que Sinan, un compañero de clase de mamá de primaria, llegó a la agencia?
Comencé a reír de nuevo. Yildiz se tiró sobre la cama a mi lado, como lo hacía cuando era pequeña, le pasé un brazo por debajo del cuello y le acaricié los rizos rebeldes. Mi chica se refugió entre mis brazos y me acompañó en mis carcajadas mientras le relataba con pelos y señales lo que mi padre me había contado no hacía ni un par de horas.

(Del diario de Ateş Divit)

...

De pronto, Yildiz se quedó callada y me miró.
-Ateş -me dijo-, ¿te acuerdas del día que entramos los tres a hurtadillas en el desván y descubrimos aquel arcón que papá guardaba con tanto celo?
Tuve que hacer memoria. Por aquel entonces tendríamos... ¿cuánto, ocho, nueve años?
Asentí.
-No he visto a papá más enfadado que aquel día. Ni a Derya temblando tanto de miedo. ¿Qué clase de misterio había encerrado en aquellas botellitas que encontramos? Eran como cien. Derya me dijo que le había dado tiempo a esconder una pero jamás volvimos a hablar de ello. Sigo preguntándome...
-¿Derya escondió una? -pregunté sorprendido.
-Sí. Pero nunca me dijo si la había llegado a abrir. ¿Qué crees que significaba todo aquello? El libro que nos dio tiempo a ojear eran solo recuerdos. Fotos de ellos cuando eran jóvenes con frases muy bonitas escritas por mamá. Encontramos el Cuaderno de Bitácora. Ése lo abriste tú, ¿te dio tiempo a leer algo?
-No -contesté-, en cuanto papá entró, se nos acabó la diversión. Jamás sabremos por qué tiene todo eso guardado; ni dónde lo escondió después de aquello. De madrugada volví a subir para seguir buscando, pero ya no estaba. Sólo encontré otro arcón con recuerdos de nuestro primer año que, supongo, guardaría mamá de recuerdo.
-Creo que, en su historia, hay algo que no nos han contado. Algo que ellos guardan celosamente y ocultan a los demás. No creo que ni la tía Leyla ni el tío Emre lo sepan siquiera. Mamá estuvo muchos meses en una clínica psiquiátrica; papá, durante ese tiempo, recorriendo el mundo en el mar y, hasta donde yo sé, sólo subsistiendo. ¿Crees que se puede amar tanto a alguien como parecen que se han amado siempre ellos y aun así alejarse el uno del otro?
-No lo sé, Yildiz -le contesté-, dímelo tú. De los tres, eres la única que se ha casado. Y menuda prenda de marido tienes. A papá y a mamá casi les da un síncope cuando anunciaste que tenías novio.
-Creo que no fue por el anuncio, Ateş, creo que fue por a quién anunciaba. Para que luego digan que este mundo no es un pañuelo. ¿Habrá hombres en este mundo? Fui a enamorarme del menos apropiado. Casi meto al enemigo en casa.
-No creo yo que enamorarte de él fuera el problema, ni que tampoco fuera inapropiado, es tan aventurero como lo eres tú. Creo que eres la única que, en eso, ha salido a papá. No me verás a mí escalando una montaña ni haciendo puenting o rafting. Déjame en un gimnasio bien controlado que es la única aventura que necesito.
-Pues no sabes lo que te pierdes. De niño no eras tan mojigato.
-Quizás es por eso que te enamoraste de quien lo hiciste. Está tan loco como tú. No se parece en nada a su padre y sí que ha sacado mucho de su madre.
-Me conquistó en aquella montaña. Me miró con sus ojos azules y me perdí en ellos. Nunca creí a mamá cuando decía que se había enamorado de papá al primer cruce de miradas. Nunca la creí hasta ese momento. Como jamás creí que unos aspersores en casa del abuelo Aziz fueran el detonante de ese primer intento de noviazgo de ellos.
-Papá me ha contado que aquella noche llegó a la casa del abuelo Aziz tras pasar un rato tomando copas con tía Deren. Dice que se encontró a mamá sentada en el césped y que parecía un ángel vestido de blanco. Que el corazón le dio un vuelco y que esperaba no fuera otro sueño. Que aquello fue como un deja vu, que ese momento lo había vivido días antes. A papá y a mamá les pasan cosas muy extrañas en ese sentido. Conforme más mayor me hago y más conozco de su historia, más me doy cuenta de todo esto.
»Por cierto, tengo que ir a ver a tía Deren y a tío Bulut. Llegué hace dos días y no he pasado por su casa aún. Mamá estuvo ayer allí, podría haber ido con ella pero estoy reventado del viaje. Jamás pensé que iba a echar tanto de menos a la abuela Huma.
-Para ella siempre fuiste su preferido. Se notaba a la legua. Su pequeño león, así te llamaba. A Aslan lo adoraba pero... por ti, sentía debilidad.
Las últimas palabras de Yildiz se perdieron en un susurro. Mi chica bostezó, cerró los ojos y se quedó profundamente dormida con la cabeza apoyada en mi hombro.

(Del diario de Ateş Divit)

(Del diario de Ateş Divit)

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
RECUERDOS (¿Spin-off? de Erkenci Kus)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora