19. Del episodio 18 - Atrapados

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Pepa 19 - Atrapados

Del capítulo 17...

»Cariño, te juro que el alma se me fue a los pies. Tendrías que haberlos visto. La delicadeza con la que ella le acariciaba me atrevesó el corazón, Can cerró los ojos y estoy segura de que se quedó atrapado allí. Ella dijo que no lo reconocía pero estoy segura de que mentía. Y luego... en la comida...

...

»Can estaba que saltaba sobre la silla. Se notaba a la legua que no estaba cómodo allí, con Fabri observando cada uno de sus movimientos. Se levantó, instó a Sanem a que le siguiera y ya no volví a verle. Se marchó de allí al poco tiempo. La siguiente vez que hablé con él fue para decirle que pusiera las noticias. Le acusaban de plagio. Fueron unos días bastantes desagradables. Pero creo que eso ya lo sabes por el libro.
-Todos sabemos lo que ocurrió. Todos lo hemos leído -dijo Bulut.
-Aun así, volví a intentarlo cuando intuí que habían roto. Se formó un buen follón la noche del cumpleaños de Sanem por algo que hizo Fabri. Can salió de la sala de fiesta echando humos así que... aproveché el momento, tiré de contactos y le invité varios días después a que me acompañara a un concierto de un grupo por el que Can sentía predilección.
-¿Y qué pasó? -preguntó Bulut acariciando con sus labios la mejilla de Deren.
Bulut ni siquiera se molestó, no sintió celos de la adoración de Deren por Can porque el tiempo le había demostrado que ella era suya. Jamás le había dado motivos para pensar lo contrario.
-No apareció -dijo la mujer con cierto tono de tristeza-. Pensé que me había dejado tirada. No era la forma de actuar de Can en ningún caso y realmente me preocupé por él. Al día siguiente, me enteré de que se había quedado encerrado en el ascensor de la agencia, ya sabes, en el mismo ascensor en el que tú y yo... aquel día...
Bulut la miró a los ojos, su mirada se incendió al recordar qué había ocurrido en aquel ascensor, los años transcurridos no le habían siquiera hecho que ese recuerdo se diluyera en su mente.
-¿Crees que ellos terminaron como nosotros?
Deren se encendió. Las mejillas se le arrebolaron y el calor inundó su pecho. Habían pasado muchas cosas en aquel ascensor el día de la reapertura de la agencia. Recordaba cómo Bulut se había despedido de ella, cómo le había dado la espalda y cómo se había parado al llegar a la puerta acristalada de su despacho. Y cómo, al llegar a ésta, se giró. Fue algo inevitable, o eso quería creer Deren. Su mente voló hacia aquel instante de su vida que había marcado un antes y un después en su relación. Vio cómo...

...

«Bulut golpeó con los nudillos la puerta de cristal del despacho de Deren. Ante el gesto de la joven de que pasara, él empujó la puerta y entró.
-Deren, ¿podemos hablar un momento? -preguntó al tiempo que se sentaba en la silla que había al otro lado de la mesa de trabajo de la publicista.
Deren se puso de pie y se aproximó a él sentándose en la esquina de la mesa. Bulut la miró de abajo arriba, desde los altísimos taconazos, pasando por el pantalón negro abierto hasta las rodillas que le quedaban de infarto, la camiseta violeta que le sentaba de maravilla y cuando llegó a sus ojos, por un momento, se quedó en blanco. Había visto esos ojos millares de veces pero nunca se había fijado en las motitas verdes que aparecían en ellos con la luz artificial de la oficina.
-Sí, dime -dijo Deren.
Bulut carraspeó, sacudió la cabeza para despejarse y tuvo que concentrarse para poder encontrar el habla que se había ido de viaje.
-Yo me marcho ya a la granja. Mi trabajo aquí ha terminado.
(¿Se va?)
-Imagino que volverás, ¿verdad?
Deren sentía que el aire se le escapaba del pecho.
-No lo sé. No quiero volver a la vorágine de una ciudad. Si tengo que trabajar como abogado de Sanem y de la empresa lo haré desde la granja.
-Cla-claro, lo en-entiendo.
(Se iba)
A Bulut le costó la misma vida levantarse de la silla donde se había sentado, al hacerlo dio un paso hacia Deren. Estando ella sentada sobre la mesa, la cabeza de la chica le llegaba a mitad del pecho.
(¡Dios, qué bonita era!)
Deren alzó la cabeza y buscó la mirada de Bulut. Ésta era negra como el ébano, profunda y cálida. Una mirada en la que no le importaría ahogarse.
Bulut estudiaba los ojos de Deren con la misma intensidad que ella pero dio un paso hacia atrás con la intención de marcharse. Llegó hasta la puerta abierta e iba a atravesar su umbral cuando sintió como una especie de tirón de algún cordón invisible en su espalda. Miró hacia atrás y vio a Deren que le miraba fijamente. No lo pudo evitar. Mil veces que volviera a revivir ese momento y mil veces actuaría del mismo modo. Se fue hacia ella, la agarró del cuello y la besó. Fue un beso fugaz. De ésos que van guiados por un impulso irresistible al que nadie se puede negar. Separó los labios de ella, fue consciente de lo que había hecho y huyó como el cobarde que era dejando a una Deren totalmente conmocionada y una sonrisa en los labios.
(¿Qué acababa de pasar?)»

RECUERDOS (¿Spin-off? de Erkenci Kus)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora