10: La fuga.

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-Bae y yo íbamos a huir la noche que todo sucedió, ¿sabe? Hacer las cosas bien.Empezar de cero, lejos de todo ese infierno.Iba a escaparse conmigo, renunciando a todas las comodidades de su vida cotidiana en la alta sociedad a cambio de un futuro incierto.Yo me sentía sumamente afortunado y no me atreví a hacer preguntas en caso de que se arrepintiera.Eramos demasiado inocentes.-Hace una densa pausa-Eramos más jóvenes.Creaímos que podríamos comernos el mundo.Le hice la promesa de que algún día le daría una casa el doble de grande que la suya, que terminaría mis estudios secundarios y conseguiría un buen trabajo para darle todos los gustos.Ella me dijo que no le importaba, que no quería nada de esa vida que iba a dejar atrás y que estaba llena de tantos malos recuerdos.

Eso podría llegar a explicar los casos de allanamiento de morada, piensa Hwitaek al instante.Al no encontrar jamás los recursos para darle a Bae lo prometido, las drogas y el delirio de ambos los llevaron a conseguirlo por otros medios.El motor jamás fue económico, por ello jamás robaron nada.El motivo era meramente emocional.Para ellos fue como  participar de un retorcido juego de roles.Al cansarse, dejaban la casa e iban en búsqueda de otra más grande, más lujosa.Elegian familias poco numerosas para no tener que lidiar con inconvenientes o sorpresas.

El sargento cree poder entender un poco más el caso ahora, pero tendrá que confirmarlo con el equipo de psiquiatría policial.

Al percatarse de que Yuto se ha retraído nuevamente a sus propios pensamientos, decide encaminar nuevamente el interrogatorio.

-¿Entonces huyeron?-Le da el pie.

Adachi parpadea, regresando al presente de quién sabe qué lugar en el pasado, y se echa hacia atrás en el asiento con un suspiro.Luego, se toma una pausa para juntar los dedos sobre la mesa, haciendo sonar contra ella las esposas.

-No.Así no sucedieron los hechos.Pero debí saber que las cosas nunca salen como uno lo espera.Tampoco como lo parecen.

Otra pausa, luego el joven rompe nuevamente el silencio:

-La primera y única vez en la que intenté evitar que mi padre me golpeara fue cuando tenía quince años.Gané algo de altura y peso ese año, mucho más que el resto de mis compañeros.Supongo que eso me dió la valentía o la estupidez necesarias para enfrentarlo.Así que ya completamente exhausto, paré su mano en el aire."Ya no vamos a hacer esto, ¿me oíste?" le dije.Él se río...luego me rompió los cinco dedos.Mientras me retorcía en el piso y lloraba como un niño, siendo su saco de boxeo personal, recuerdo haber pensado que la vida era un mal chiste.Yo no era dueño ni de mi propio cuerpo, porque este le pertenecía a alguien más para quebrarlo.Y esa noche, mucho tiempo después, sentí lo mismo cuando entendí por qué la oscuridad que se escondía detrás de los ojos de Bae se parecía tanto a la mía.-Los ojos se pierden en algún punto sobre sus manos-Estuvo frente a mí en todo momento pero no pude verlo.Y cuando lo hice fue demasiado tarde...

El oficial Hwitaek se queda mirando a Adachi Yuto, percibiendo en él el niño desamparado que alguna vez fue.

En la academia de policía le habían enseñado que la primera regla era no empatizar con el delicuente.Mucha gente tenía historias jodidas, vivían toda su vida siendo violentados y acababan transformándose en los violentos.Era moneda corriente, una que no justificaba sus delitos.Sin embargo...él no podía negar que este caso era algo personal y se transformó en algo mucho más personal en cuanto comenzó a indagar en la vida del joven frente a él, porque de alguna forma que no le agradaba admitir él se pudo ver reflejado en Adachi.En él podía ver, de alguna retorcida manera, la persona que pudo haber sido si hubiera tomado otras decisiones.

Pero de nuevo, ¿realmente todas las personas tenían una oportunidad?

El policía en él diría que sí sin titubear.Todo delincuente tomaba una decisión, la responsabilidad de sus actos era inexorable.

La otra parte...

La otra parte estaba demasiada compenetrada en la historia del hombre frente a él, más de lo que le gustaría admitir.Era algo que él no se esperó que sucedería al iniciar la investigación.

-Dejemos los rodeos, Adachi.¿Qué sucedió la noche en la que Kim Go Won murió? ¿Acaso él los encontró en plena fuga, amenazó con frustrar todos sus sueños y por eso lo asesinaron?

-Pensé que ustedes los policías querían siempre la historia entera.

Los ojos negros del recluso, los mismos que minutos antes se perdieron en los recuerdos, se alzan hacia su rostro como si recordara con quién y dónde se encuentra.Entonces, una sonrisa agría y falsa se dibuja en sus labios.

-Pero...si eso desea se lo contaré.Aún así, debo advertirle que los recuerdos son confusos.

Suelta una risa seca, carente de humor, y luego dice:

-Supongo que eso sucede cuando intentas olvidar el peor día de tu vida.


Prepárense, vienen hechos muy fuertes y contundentes para la historia.Desde ya, pongo aviso de que es contenido sensible.

La verdad puede llegar a ser, como efectivamente dice el dicho, más fea que la mentira.

Gracias por leer 🌌

Trauma » Adachi YutoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora