Trauma » Adachi Yuto

Epílogo.

La verdad duele...

La puerta se cierra detrás de Hwitaek lentamente pero, por más que intenta ser silencioso, sus dos pequeñas y preciosas mellizas lo encuentran a mitad del corredor, abrazando sus piernas con fervor.A causa de la característica hiperactividad de ambas niñas, comienza una pequeña lucha de tira y afloja con su padre donde le cuentan todo lo que hicieron durante el día en la escuela de manera fugaz mientras él prácticamente las lleva contra su voluntad hacia la cama.Una vez que finalmente las persuade de que ya es tarde y que deberían irse a dormir, las arropa, besa sus frentes y se dispone a apagar la luz.

La más traviesa de las dos, Minji, le suplica que deje prendido el pequeño velador con estrellas en su comoda porque le tiene miedo a la oscuridad.Él, por supuesto, accede como cada noche y deja la puerta entreabierta al retirarse...no sin antes darles una pequeña mirada para asegurarse de que se encuentren sanas y salvas entre sus mantas.

Una pequeña parte de él, tenía que admitir, hoy más que nunca se alegra de que a lo único que sus hijas teman es a la oscuridad, cuando muchos otros niños a su edad desgraciadamente descubrían demasiado pronto que los monstruos reales no se encontraban bajo sus camas.Niños como Adachi Yuto, como Bae Kim, como...

La línea de sus pensamientos se corta bruscamente.

Allí se encuentra su esposa en la habitación contraria, entredormida.Aún no se ha puesto el camisón y tiene la televisión encendida.El control parece haberse caído de su mano sin querer, como si hubiera estado esperándolo durante varias horas luchando contra el sueño, el cual finalmente la venció y la dejó derrotada sobre el respaldo de su cama matrimonial.Sin embargo, debido a que ella tiene el sueño ligero, se entera instantáneamente del momento en el que él pone un pie en la habitación y lo recibe con una expresión exhausta.

-Vi la resolución del caso por televisión...-Le comenta casualmente mientras él se quita el uniforme y se prepara para acostarse-Estuvo bien.

Hwitaek le responde escuetamente, sin dar muchos detalles.Frente a ello, ella presiente que él está sumergido en sus propios pensamientos y su primera deducción es que sigue dándole vueltas a ese caso que tanto lo había obsesionado en el trabajo.

Intenta distraerlo y comienza a contarle la anécdota del día, la cual había transcurrido en su oficina con una de sus compañeras, pero él sigue igual de silencioso.

La verdad es aquello que no quieres pero debes escuchar...

-¿Alguna vez te conté de mi padre?-La voz de Hwitaek sale estrangulada, casi en forma de un murmullo.

El monólogo de su esposa se detiene bruscamente al oírlo.

-Jamás...-Yeri mira a su esposo a los ojos, encontrando nuevamente aquella sombra que siempre los rondaba, una a la que ella jamás pudo brindar explicación durante sus ocho años de matrimonio.Hay cierta expectativa en el aire y ella puede sentirlo.No sabe qué es lo que está a punto de suceder.

Siendo cautelosa, ella palmea suavemente el lugar a su lado y le extiende al amor de su vida una cálida sonrisa.

-¿Quieres...contarme sobre ello?

La boca de Hwitaek tiembla ligeramente.El pulso aumenta y las manos sudan.Aquella mordaza que parecía posarse sobre su boca cada que intentaba manifestar cualquier cosa sobre su turbulenta e infeliz niñez reaparece, pero la necesidad de hablar por primera vez en años es más intensa.Después de una una profunda respiración, toma el control sobre su propia voz, armándose de coraje.

Él sabe que hablar no solucionará nada: no se podía volver el tiempo atrás y reparar el daño.Pero él necesita decirle a alguien.Precisa compartir el peso que durante toda su vida llevó consigo a cuestas.La impotencia.La ira.El dolor.Quizás, si los compartía, la mochila se volvería más ligera.O al menos tenía la esperanza de que eso sucediera.Después de todo, fingir que jamás había sucedido no había funcionado hasta ahora.En algún momento pensó que eso sería lo mejor...pero se equivocó.Al ver tan de cerca los estragos que podía hacer en una persona, no deseó seguir por ese silencioso camino de autodestrucción.