12: La eterna noche.

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ADVERTENCIA: CONTENIDO SENSIBLE.

—¿Qué sucedió?—Hui se inclina hacía adelante al percatarse de que Adachi perdió por completo la línea de su narración y se calló repentinamente—¿Qué pasó allí adentro, Yuto? ¿Qué fue lo que realmente pasó esa noche?

La mirada es sus ojos congela la sangre del policía: está cargada de tanto dolor y tormento que resultan insondables.

—Debí haberlo sabido.Ella jamás lo dijo...pero sus ojos lo gritaban, ¿sabe? La miseria, los deseos de arrastrarse fuera de su piel...—Sus manos se transforman en un par de puños—Supongo que yo estaba tan herido por mi cuenta que no pude ver los signos.No pude verlo en sus ojos, en sus muecas, en la expresión nostálgica que cargaba como una mochila llena de rocas sobre sus hombros...no pude ver lo que ese maldito le hacía.Lo que le hizo durante años, cuando se arrastraba en medio de las sombras como un maldito ladrón, robando su inocencia y su infancia.

El estómago de Hwitaek se revuelve frente a la horrible revelación.

—Lo encontró en el acto, abusando de ella.—Deduce—Y entonces lo asesinó.

Yuto ni siquiera parpadea al hablar.No hay remordimiento en su voz.

—Aún puedo sentir el olor del alcohol impregnando en mi nariz.Me congelé en medio de una nebulosa, me sentí un niño indefenso otra vez.Fue patético, vergonzoso.Veía la escena como desde afuera, enajenado por el horror de algo que para Bae resultaba ser la cotidianidad.Eso era lo más terrible.—Él observa sus manos, dando vuelta sus palmas para observarlas con claridad—Y entonces...entonces los gritos de Bae al verme me despertaron del shock.La misma situación de años y años, sólo que un poco diferente.La cerveza barata se transformó en Whiskey importado, la casucha se materializó en una mansión.Bae era yo.Su padre era el mío, sólo que portaba un traje y era lo suficientemente rico e hipócrita como para fingir que era una buena persona.El mismo infierno en otro lugar.Mi padre rompiendo mis dedos y riéndose...riéndose sin parar una y otra vez.—Golpea los lados de su cabeza, presionando los párpados hasta que no son más que un par de líneas—Yo no pude protegerla antes.No pude verlo y ella jamás pudo decírmelo debido a la vergüenza y el dolor.Él la hizo sentir como si fuera su culpa.Dígame, sargento, ¿cuánta miseria puede soportar una persona sin quebrarse y perder la cordura? ¿Hasta dónde?

—No fue su culpa.—El oficial se encuentra a si mismo diciendo:—Usted no podía saberlo...

—No, probablemente no.Pero fue todo su culpa.Él la hizo sentir como la culpable, él la humilló, él la transformó en la provocadora, en la alborotadora.La hizo sentir como si ella tuviera la culpa.La satanizó y la derrumbó hasta que no pudo alzar la cabeza de nuevo.Yo no podía permitir que continuara haciéndolo.No, yo moriría antes de permitir que eso siguiera pasando.

El oficial no se esperaba esto.No había antecedentes de abuso, el historial de Kim estaba ridículamente limpio y parecía haber sido el ciudadano ideal, pero su intuición ahora mismo le dice que Adachi no miente.Lo que dice no es imposible.Después de todo, si algo había aprendido en el cuerpo de policía era que desgraciadamente la corrupción es como un cáncer en el sistema.Los hombres como Kim Go Won podían meter su basura bajo la alfombra cuando quisieran.Bae quedó plenamente a cargo de su padre cuando su madre murió, lo cual la transformó en una presa sencilla para una mente perturbada.

Con aquellas horribles hipótesis y posibilidades en mente, hablar le resulta sorpresivamente difícil a Hui, pero lo hace.

—Aún así pudiste llamar a la policía, pudiste...

—Pude hacer tantas cosas.—Lo interrumpe, mirándolo a los ojos—Y él podría haber pagado su camino fuera de la cárcel gracias al corrupto sistema penal que dejó salir a mi padre de una celda una y otra vez durante años.Yo ya conocía esa historia.

Trauma » Adachi YutoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora