9-NO HABLARÉ

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Narra Lisboa

Desperté con un frío que recorrió todo mi pecho, mojándome la ropa. Acto seguido mi cabeza empezó a dolerme como si tuviera la resaca más grande del mundo. Abrí los ojos y cuando quise articular palabra, otro cubo de agua helada fue tirado sobre mí. Estaba atada de pies y manos, me dolía todo el cuerpo. Supuse que estaría en un lugar alejado, ya que no se escuchaba nada a través de las paredes; salvo la voz de Alicia Sierra.

—A ver, a ver... Raquel...—dijo con una media sonrisa. Amaba verme tan vulnerable—qué es lo que hace que una mujer, tan inteligentísima como tú, elija la libertad del pelele de su novio antes que la libertad de su hija y de su madre??—hizo una pausa para mirarme y soltar una risita—cuéntame, que no lo pillo.

preferí no contestar. sabía lo mucho que me iban a torturar, yo más que nadie conocía la cara oculta de la policia. Sabía que tarde o temprano iba a tener que soltar algo, porque era imposible soportar a tanta tortura. Tuve miedo. Quería llamar a Sergio y decirle que estoy viva, en algún lugar de España, que me busque y no pare hasta encontrarme. Pero él pensaba que yo estaba muerta... y ya no había forma de que le comunicara la verdad. Me tienen, justo donde quieren... y no se puede hacer nada

—mmm me parece que alguien despertó mudita... qué pasó inspectora?? le comieron la lengua los ratones?? o quiere que la ayudemos a articular con la picana eléctrica??

—Alicia... ya nos conocemos. Sabes que no hablaré

Con la inspectora Sierra nos conocíamos desde hacía ya muchos años. Hicimos la carrera de criminalistica juntas, fuimos grandes amigas. Pero algo pasó, algo que nunca logré descifrar, que hizo que ella se volviera una mujer fría como el hielo. Tiempo después nos dejamos de hablar, o mejor dicho, me dejó de hablar y entonces perdimos contacto.

Por mucho tiempo soñé con reencontrarme con ella, preguntarle qué le ocurrió. Pero ahora lo que menos quería era hablar con ella.

—Mm yo que tú no estaría tan segura de eso... Mira Raquel, conoces el protocolo. Nosotros estamos del lado de los buenos, y tu del de los malos. Yo soy la que hace las preguntas, tu las respondes. Y si no cooperas...—ella se acercó a mí hasta rozar su nariz con la mía. Susurrando dijo—tendré que tomar medidas un tanto...duras

—Alicia, puedes hacerme lo que se te de la gana, pero no te diré dónde está el profesor

La casa de papel 4Donde viven las historias. Descúbrelo ahora