NICK
Un chico se acerca al rostro de Natalie, aproximando su pene al rostro de ella. No hay oposición de su parte. Su voz no es más que una suelta de gimoteos y ruidos guturales.
Un golpe de cólera surge en mi interior que me lleva a golpearle la mano a Magda, haciendo saltar su celular contra una pared. El hecho me provoca una enorme punzada de culpa ya que la última vez que sucedió algo así fue cuando golpeé a mi madre, se distrajo en la carretera y murió. Magda fue quien desencadenó eso, no cabe duda que la persona que tengo frente a mí ahora mismo es ella, la misma niña perversa que encuentra modos para sacar lo peor de las personas.
No sé de dónde consigo sacar la fuerza, pero logro hacerlo no sin mucha torpeza e incoordinación motriz.
Magda observa su móvil desarmado en el suelo. Mi corazón hierve la sangre en mis oídos y mis venas.
—Vaya—dice ella—, ese es el Nick que siempre quise. ¿Dónde quedó el niño bueno y mojigato de mamá?
—Tú—mascullo entre dientes—, estás...muerta.
Magda abre grandes los ojos y se pellizca un brazo de manera teatral soltando un ¡auch!
—¡Creo que estoy lo suficientemente viva como para haber sentido eso! Incluso el dolor en mi corazón al acusarme de ser un fantasma—dice con mucha petulancia. Qué carajos, esto debiera ser una pesadilla, lo es, lo es.
—Tú...y mamá...murieron.
Ella entorna los ojos.
—Sólo tu condenada madre murió. Yo no.
Algo en mi interior me hace arder de ira al escucharla.
—Nos abandonaste en la carretera—añade—, saliste del auto y te fuiste. Te vi mientras te marchabas y nos abandonabas. Yo tenía el cadáver de tu madre frente a mí con el camión incrustado en su costado del auto.
—No es posible... Todos dijeron que...habías...
—¿Muerto? Claro que me dieron por muerta. Mis padres no querían hacerse cargo de una niña que estuvo mucho tiempo cuadripléjica por las múltiples fracturas expuestas.
—Tus padres lo dijeron.
—Mis padres fueron unos hijos de puta siempre y se deshicieron de mí. ¿Acaso no pensabas ir a mi funeral? Ah, claro, ¡no tuve! Porque nunca morí, aunque sí me mataron.
—Siempre fuiste una maldita.
—¡Gracias! Si ya estaba llena de odio por la vida que me tocaba llevar, imagina luego de que me dejaran tirada y luego tener que haber sido criada en un reformatorio.
—No tuve la culpa. Yo salvé mi vida.
—Huiste. Tú siempre tuviste las cosas demasiado fáciles.
—¡No tienes idea de lo que estás diciendo!
—¡Niño rico y malcriado! ¡No te haces una idea de lo que es estar sola y que tus propios padres te rechacen!
—Eran unos drogadictos, no llevaban mucha noción de lo que hacían. Ibas a estar mejor lejos de ellos.
—Claro que sí iba a estar mejor—su voz se oye casi como una sentencia de muerte; acto seguido se incorpora de pie a mi lado—. Esto soy.
Y se baja las medias de muselina para mostrarme las cirugías donde tuvo que ser intervenida para poder volver a caminar.
—Me dejaste tirada. Me jodiste la vida. Tú y tu jodida madre. Yo nunca debía haber estado con ustedes ese día.
—Yo...
—Golpeaste a tu madre. Ella se quedó mirándote y un camión la reventó de costado.
—Cállate...
—Eres un hijo de mierda, Nicholas Jefferson. Un amigo pésimo que abandonó a una niña atascada en un auto. Eres una verdadera mierda, ¡¿aún no lo entiendes?! ¡Mira la vida que has llevado!
NATALIE
La bolsa se cierra alrededor de mi cuello y el aire caliente saliendo de mis pulmones empieza a ser lo que me ahoga.
—Uno...
Respira. Respira.
—Dos.
Guarda el oxígeno que queda en tu interior, aprende a controlarlo.
—Tres.
Mátame por favor, no me torturen más.
Cai se introduce aún más fuerte y suelto el poco aire que me queda en un grito suplicante.
—¡Cuatro...!
Mi pecho se levanta en un movimiento instintivo ante la falta de aire.
—¡Y cinco!
Josh quita la bolsa y doy una bocanada de aire que coincide al momento que Cai se retira de mi interior.
Siento su líquido seminal caliente humedeciéndome el abdomen. Josh se pasea alrededor y se ensucia dos dedos con los que se moja sus propios labios y luego, reposa un beso asqueroso en mi boca abierta, buscando aire.
—Bienvenida a Dirty—me dice Josh y se aparta.
Acto seguido la puerta de la habitación se abre y escucho cadenas...
...que se cierran alrededor de mi cuello, me esposan las manos, los tobillos y pierdo la conciencia mientras soy arrastrada fuera del cuarto.
Todo se inunda de oscuridad un segundo después de ver que las cámaras en el techo se apagan.
He estado siendo filmada y vendida.
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#LasMentirasDelJefe
MARATÓN
3/5