a s t r a l // x1

𝟒

— ¿Qué mierda haces acá, Son? — reclamó Eunsang, ya había perdido todo el hambre que acumuló en la mañana por aquella silueta fastidiosa.

— Oye, no seas tan agresivo.

— Hazle caso a Sakura y cálmate, Eunsangie... solo quiero un pedazo del emparedado de ____. — Dongpyo sonrió, aunque a estas alturas se podría confundir en él la honestidad misericordiosa con la vasta vil hipocresía.

¿Porqué... Porqué? Él miró a ___, y ___ lo recordó como la más grande de las víboras, el mismo diablo encarnado en la serpiente que engañó a Adán y Eva en el paraíso. Pero esta es la escuela, y el mundo real, y aquí a las serpientes se les conocen como hipócritas.

____ se levantó de la mesa en dirección al basurero más cercano, tiró el emparedado a la basura, regresó a su sitio sin mirarlo para sentarse y poder decirle. — Hubiera sido un desperdicio. — ignoró a Dongpyo, no le dedicó si quiera una mirada de "ya lárgate de una puta vez" o una excusa como "perdón pero es que no he comido, y quiero que te vayas". Nada.

Dongpyo cambió de expresión, o eso fue lo que ___ sabía sin tener que dedicarle unos segundos para chequear su expresión facial. Estaba triste. Se alejó de la mesa sin decir algo, los ojos de los 3 adolescentes se posicionaron en ___.

Silencio incómodo.

— Sus pensamientos me atormentan. — ___ restregó su cara con aquellas manos pálidas.

— ___...

— Estoy bien, Yuri. No es nada.

— Pero ese chico... ¿Porqué Eunsang lo trató tan mal?

— Es porque-

— DIJE QUE NO ES NADA. — gritó con suma impotencia ante las palabras, que estaban a pronto de salir de la boca de Sakura, haciendo que algunas cosas sobre la banca del almuerzo salieran volando.

— E-Esta bien...

— Tengo clase, luego las veo. — tomó su mochila y salió de aquella tormentosa cafetería para cruzar media escuela con el fin de buscar su clase, sentía las pesadas miradas de todos sobre él y sus pensamientos ajenos se cruzaban con los de él, sintiendo la incredibilidad de lo que habían visto.