a s t r a l // x1

𝟏 𝟐

15:15 p.m.:

El timbre sonaba, y alborotados estudiantes abandonaban el lugar de una forma escandalosa; hablando de chismes, tendencias y eso.

— ¡Cuídate, Sakura! — dijo mientras recogía sus cosas como podía, solo pensaba en que se acostaría en su cama al llegar a su casa, necesitaba un descanso.

— ¿No quieres que te acompañe? — preguntó desconcertada, tenía que cuidar a su hermana pero tampoco quería dejar a su amigo solo, y menos con los de XOne teniendo a ___ en la mira por sus acciones injustificadas coherentemente a Son.

— No... creo que debes ir a cuidar a tu hermana, ¿verdad?

— Sí... — dijo haciendo una mueca. — ¿Estás seguro?

— No. Pero es mejor que vayas a casa.

— ___...

— Sakura, ve.

Sakura se limitó a bufar. — Bien, pero cualquier cosa llámame.

— Está bien. — y por supuesto que él no iba a llamarla, aquellos problemas son de él, nadie tiene que salir perjudicado por su culpa.

— Cuídate.

— Gracias, igualmente. — se cuestionó por un momento si debió haber dicho "igualmente" o no. Brillante.

Al final de cuentas, ___ salió del salón, siendo el último como siempre. Tomaría el camino de siempre, desolado como siempre, aburrido y triste como siempre.

Odiaba ese camino de siempre, sabía que podía tomar otra ruta, pero no lo hacía, ni él sabía porqué. Quizá porqué de alguna forma u otra sabía que los mayores sabían que él conocía el hecho de que lo encontrarían y le meterían una paliza.

Caminando... sin ninguna prisa, pero con el deseo de llegar a casa. Debía pensar en sus acciones. — Hey. — gritó alguien. "Acelera el paso.", pensó ___. — ¡Oye, Kang! — no era Han. "Camina más rápido." — ¡___! — y ___ empezó a correr, las pisadas detrás de las suyas se hicieron más rápidas. Tampoco era Seungyoun. Ahora sí, él se cagaba de miedo.

— Aah... — jadeaba ___ por el cansancio. En esta maratón de vida o muerte sentía su vida depender de. La voz se hacía más clara en medida que más se hacía próxima su llegada al menor.

De pronto ya no pudo correr más, y sintió una fricción fuerte de un brazo fuerte que no era tan familiar para él. — ¿Y-Yohan...? — jadeaba.

— Idiota, te estoy llamando desde hace minutos y tú solo corrías como tarado.

— ¿Estás aquí para insultarme? — jadeó y se cruzó de brazos.

— ¿Qué...? Ay, mierda. No, ___. — Yohan se acercaba a ___ con una mirada gruesa.

— ¿M-Me vas a golpear entonces? — él empezó a alejarse. Yohan se detuvo.

— ¿Porqué lo dices?

— Es lo que siempre hacen ustedes conmigo. — pateó una piedrita del suelo.

— Quizá un día sea diferente. — dio una posibilidad de esas en mil millones de posibilidades distintas.

— ¿Te refieres a que me vas a golpear hoy y otro día no, o al día en el que me maten por una hemorragia interna causada por un golpe? — indiferente.

— ___... — intentó abrazar a ___, o eso parecía pero en un nanosegundo cambió de idea.

— Termina de una vez, Kim. Si me vas a golpear hazlo ya.

— No voy a golpearte.

— Y si no me vas a golpear o a insultar... ¿Entonces qué haces aquí? — lo miró retándolo.

— ...

— ... — silencio y solo se escuchaban leves bocinas de autos a lo lejos, era una calle muy desolada o había algo entre ellos que se puso incómodo.

— Eh...

— ¿Y bien? — preguntó. — Kim, quiero ir a mi casa, he tenido un pésimo día. — dijo sobando sus ojos.

— Quiero hablar contigo.

— ¿Eso era todo? — lo miró fijamente sorprendido, pero estaba desilusionado por muchas cosas ocurridas como aquella vez, así que se limitó a preguntar y fue en seco. — Tú y yo no tenemos nada de que hablar, Kim Yohan.

— Vas a quedarte aquí. — ordenó, jalando de su brazo en el primer intento de irse.

— Auch. Déjame. — forzó ___.

— No.

— Te he dicho que me dejes, Kim.

— ¿Y qué vas a hacer al respecto? — Yohan lo empujó con fuerza bruta y en un movimiento le quitó la mochila, como era de esperarse, en el más cliché de los asuntos el más alto tenía la mochila en su mano en alto, mientras que el más bajito luchaba por llegar a ella.

— Dame mi mochila~ — dijo en un tono hilarantemente lindo. "___ es lindo haciendo aegyo", sabía que Yohan pensaba ello, no pudo evitar sonrojarse, evadiendo la mirada desconcertada de Kim. — D-Dame mi mochila, por favor.

— Pruébame, idiota.