— ¡___! — gritaba una voz, de esas chillonas y juguetonas, además de súper tiernas al mismo tiempo, ___ trata de evitarlo.
— ...
— ¡___! — aquella personita corría cada vez, sus pasos se aceleraban en gran medida, hasta que al final llego a ___, quien por muy ingrato descaro no pudo evitar ignorar.
— Ah... ¿Qué?
— ¿Q-Qué tal? — era Dongpyo, ¿Qué hace ahí?
— ¿Qué es lo que quieres?
— ¿Yo? — tan tierno que causó un sonrojo en ___.
"No puedes evitar pensar que es lindo, ¿no? Hasta yo debo reconocerlo." "¡Minerva, Sh!".
— No. — sarcasmo.
— Ah.
— Sí, tú.
— Quería saludar...
— Bueno, Hola, ya Chau. — dijo para intentar marcharse de una vez.
— ___.
— Ugh... Esta bien. ¿Qué?
— ¿Algún día me perdonarás? — ¿De qué hablan?
— Yo tampoco quiero vivir con cólera por siempre, Son.
— Perdón. P-Pero...
— ...
— ...
— ¿Y bien?
— Aquella vez, no fui yo el culpable. — no tengo ni idea de que hablan.
— ¿Y de quien se supone que fue la culpa? ¿Mía? — pobre, ___, tan fácil se deja consumir por sus sentimientos.
— No.
— No me quieras hacer enojar otra vez, Pyo. — aquel diminutivo, era casi innombrable como una palabra prohibida. Hace mucho que no lo llamaba así.
— ¿___?
— Cállate. No dije, nada.
— Es que-
— Me tengo que ir, tengo Álgebra dos dentro de un rato. — iba a paso presuroso.
— ___, espera. — — Hablemos, por favor. — "Quisiera tanto de corazón que ___ me pueda perdonar, aún por todo esto que ha pasado, quiero conservar su amistad.", pensó el mayor; y sí, Dongpyo es mayor que ___, aunque no parezca por su apariencia refrescante y su forma de actuar.
— B-Bien.
— ¿Sí?
— ¿Dónde y Cuándo?
— Vamos a nuestro lugar, hoy en la hora de almuerzo.
— Nuestro... ¿Lugar? — porque parece enamorado.
— Ese jardín apacible y secreto, lleno de aromáticas rosas color pastel... que una luz tenue pero brillante al mismo tiempo que rebota en los Lagos haciendo que todo tintinee de brillos, haciendo contraste con las sombras de los árboles en el más suave césped.
— ... — asombroso, Dongpyo recuerda hasta el más insignificante detalle del lugar al que ___ y él solían acudir, como si aún estuviera yendo. — Está bien. Te veré ahí, supongo.
— ¡Yay!
— Y-Ya... mucho. Tengo que irme.
— Ah, está bien. Cuídate, ___, ¡Te espero!
