a s t r a l // x1

𝟏 𝟑

Yohan empezó a desparramar todo lo que había en la mochila de ___ por el suelo sucio de la calle.

— ¿Que haces...? — Yohan no respondió. ___ tuvo suficiente y empujó a Yohan con fuerza, alta extrañeza. Él solo lo quedó mirando. — ¿Cuál es tu maldito problema, Yohan?

— Tú eres mi maldito problema. — gritó con los ojos cerrados, mirando al suelo.

— ...

— ...

— Ya sabía, gracias.

— No me refería a eso.

— Yo soy el problema, eso dijiste.

— Yo-

— Todos los días es lo mismo... Han, Cho, tú o los tres juntos, siempre me lastiman, quisiera no ser débil. Intento ser fuerte, pero no me sale. — suspiró, seco sus pocas lágrimas porque sabía que llorar era en vano y no solucionaría nada. — Solo quiero irme a casa... — dijo para agacharse a recoger sus cosas del suelo, que poco a poco se manchaban con la suciedad y mugre de la calle. Yohan lo empujó reiteradas veces mientras el intentaba levantarse una y otra vez. — Ya para. — suplicó. Al no parar ___ se inclinó y golpeó su pierna con fuerza, lastimándolo y a sí mismo en el intento.

____ terminó de recoger sus cosas, y todas revueltas las tiró en su mochila, quería largarse de ahí, se levantó, limpió su uniforme y se intentó ir. — No te vas a-

— ¡Ya! — en un movimiento frenético y para nada planeado, ___, cacheteó a Yohan por accidente. El mayor tocó su mejilla que enrojeció por el impacto de la mano.

— Te jodiste. — exclamó con una mirada que provocaba escalofríos. ___ echó a correr como con el diablo a pocos pies de él, mientras su cerebro procesaba múltiples formas de escapar; pero cuando se dio cuenta de la realidad estaba escondido detrás de una colina, de un parque no tan lejano. Probablemente había perdido a Kim en alguna avenida o calle.

Esperó unos momentos por si las dudas. — Fiuf... — respiró, el ambiente del parque era acogedor y relajante, era una tarde donde los cerezos florecían, y eso calmaba las ansias de-

— Te encontré. — mierda, ahora sí todo se jodió.

— Yohan, p-perdón, no quería golpearte, no era mi intención... lo siento, lo siento... — Yohan jaló a ___ del cuello de la camisa y pronto ___ se dio cuenta de que no había recibido ningún impacto que no fuera el de los labios del mayor contra los de él. ___ estaba perplejo ante ello. — Yohan... — gemía el menor en un intento de escapar del agarre del mayor que lo tenía aprisionado, empujaba delicadamente a Yohan con su poca fuerza mientras el mayor no se resistía a seguir de antipático y besar los labios del menor. — Yo-Yohan... ¡Aing!

— ___... — jadeaba mientras besaba desesperadamente a ___, como si de un sueño se tratara. Él intentaba no corresponder con todas su fuerzas pero mierda, Yohan era un buen besador.

— Suélta-me... — en un movimiento inesperado el miembro de Yohan rozó con el trasero del menor, haciendo fricción y calentando el aura compartida. ____ se sintió incómodo ante ello, y para su suerte Yohan detuvo el beso porque necesitaba algo de aire. — ¿Porqué?

— Porque eres mi puto problema, ____.

— Yohan...

—Perdón.