9.- El mayordomo.

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El idiota de Niall Horan: así es como sería conocido de aquí en adelante. El idiota que se esconde dentro de armarios Niall Horan.

¿No es de idiotas colarte en la habitación de una chica para esconderte en el armario mientras ella hace lo que sea que esté haciendo detrás de las puertas del armario con un tío llamado John? Porque lo es para mí.

Y maldito John,  por poder acercarse a Yuls más de lo que me permite a mí. ¿Quién demonios es él, de todas formas?

Y aquí estoy ahora. Efectivamente, dentro del armario de la habitación de la mayor de las Stevens, escuchando cada una de las palabras que el par de ahí afuera decían entre susurros para, supongo, evitar que Amy – que posiblemente esté tras la puerta del dormitorio, con la oreja pegada a ella – escuche lo que comentan.

–        Hice lo que pude. – Decía Yuls, con un ligero tono de exasperación.

–        ¿Lo que pudiste? – Casi gritaba el otro tipo, seguido de un ‘já’ irónico. – Siempre puedes hacer más, Julieta. Pero no quieres. Y no es eso en lo que quedamos.

–        John, ya te dije que si hacía mucho más, me descubrirían. – Esta vez, su tono bajó tanto que me costó escucharlo. – Y ni a ti ni a mí nos conviene eso, ¿cierto?

–        ¿Qué estás tratando de decir?

–        Trato de decir que en esta mierda, para bien o para mal estamos juntos. Y créeme, ojalá y no fuera así.

–        En cualquier momento puedes acabar con esto. – A estas alturas, la voz más grave parecía más relajada. Tanto, que juraría haber escuchado la cama crujir en señal de alguien tumbándose sobre ella.

–        No puedo, y lo sabes.

–        Sí, lo sé, y esa es la parte que más me gusta de esto. – Ronroneó a la vez que su voz parecía ser amortiguada con algo.

Me empezaba a hartar. Tanto de no entender nada de lo que decían, como de estar entre ese reducido espacio que encerraban las cuatro paredes de madera. El oxígeno comenzaba a faltar allí y con ello, mi mente se nublaba. Me senté y dejé caer mi cabeza hacia adelante, no calculando bien y golpeando la misma con la puerta.

–        Mierda. – Susurré, tocando donde ambas superficies habían tenido contacto.

–        ¿Qué ha sido eso?

–        No tengo ni idea. – Susurró ella.

El crujir de la cama se volvió a escuchar, y ahí me di cuenta de que unos pasos se acercaban a mi posición actual. Me levanté y eché mano a lo primero que encontré. ¿Un plumero?

–        Yuls, ¿cuándo cenamos? – Interrumpió la voz de Amy, mas lo pasos seguían acercándose más hacia mí.

–        En cuanto John se…

Y sus palabras desaparecieron cuando el supuesto John abrió de par en par ambas puertas. Una oleada de oxígeno me golpeó tan de lleno, que por un momento sentí un ligero mareo. Abracé de una forma un tanto extraña el plumero entre mis manos, y observé la cara de pocos amigos de aquel tipo que, perfectamente podría sacarme una cabeza y media y cuya mano podría rodear todo mi cuello. Tampoco estoy diciendo que por ello le temiera.

–        ¿Y tú quién eres?

–        El mayordomo.

–        Mi amigo.

–        Yo.

Dijimos Yuls, Amy y yo, en ese orden, simultáneamente.

–        Es el Sr. Horan, que estaba jugando conmigo al escondite. ¿Verdad, Sr. Horan? – Arregló rápidamente Amy, girando hacia mí.

Eden Of Sinners | Niall Horan. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora