Capítulo 10.

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Mi bolígrafo comenzaba a sobrecalentarse en el papel, tal vez un poco de humo comenzó a salir en la hoja, ansiosa escribía mi nuevo proyecto para el club de teatro, el maestro Aurelio quedó fascinado con la idea de mi guion, con tachones de tinta y miles de errores de ortografía redactaba el final, una lágrima rodó por mi mejilla al imaginar esta escena en mi cabeza, en sólo dos días había terminado el escrito, ahora sería sólo cuestión de que el director diera los fondos para esto.

—¡Maravilloso! cuánto drama —dijo el maestro Aurelio secándose el sudor de su frente.

—Gracias, espero que se logre transmitir el mensaje que deseo.

—¿Transmitirle?... me hizo vivirlo, y quiero que tú interpretes al narrador.

—No quisiere arruinar la obra con mi voz, o con mis nervios.

—No arruinaras nada, sabes que tú tienes un lugar especial aquí, aún se recuerda las obras que inmortalizaste tienes un futuro prometedor en el teatro, sólo mira esto —declaró agitando las hojas hechas rollo.

Salí orgullosa del salón de teatro, esperaba que a los actores les gustara el guion y no lo vieran como algo bobo o difícil de interpretar, distraída choqué con el director que soltó un alarido al derramar el café que bebía sobre su pecho.

— ¡Quema!

—Perdone no lo vi.

— ¡A mi oficina ahora!

Tras un corto recorrido llegamos a la oficina del director, jamás había estado en ese lugar, nunca había creado problemas, al sentarse detrás de su escritorio sacó varios pañuelos con los que se limpió su camisa, corbata y pantalón, fueron algunos minutos en los que el silencio reinaba; esperaba que me dijera te puedes ir o algo por el estilo, pero seguía concentrado en su limpieza.

—Varios maestros me comentaron que estas ayudando de una manera incorrecta a varios de tus compañeros en sus deberes, ¡oye mírame a los ojos!, ya tengo experiencia detectando mentiras.

—¡Claro que no!, yo sólo me concentro en mis notas, yo no hago nada para nadie.

—Si ellos te están pagando o estás sacando alguna compensación con todo eso sería inmediata la expulsión —dijo el director poniéndose de pie para prepararse otra taza de café.

—Entiendo, lo que me dice, pero yo no ayudo a nadie, y menos por dinero.

—En cuanto a tu proyecto de la obra teatral, con temática de inclusión creo que sería lo mejor postergarlo para otra ocasión, ¿qué te parece para el día de la tolerancia o algún día así?

—La obra está programada para estrenarse a finales del siguiente mes.

— ¡Disculpa!... ¿programada? ¿quién liberó los fondos para que lleven a cabo esto?, nadie, sólo si yo lo autorizo.

—Pero será el proyecto final para muchos estudiantes de la asignatura de teatro.

—Qué importa, pueden calificarlos de otra manera, pero esa obra necesita un presupuesto que rebasa mis fondos para su materia.

—Si es por dinero, el maestro aportará todo el vestuario.

—Mira niña, entiende que una obra con esa temática puede ser ofensiva para muchos padres de familia.

—Lo dice por los padres de James y Víctor, ¿no es así?

—Tenemos algunos roces con ellos, por eso necesitamos ser cautelosos con temas así.

—Ellos serían los invitados de honor para que superen esa homofobia.

—¿No puedo convencerte para que retrasen?

Todas las noches que soñé contigo.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora