Capítulo 3.

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Mi mañana en el colegio voló, los exámenes como siempre fatales, siempre sacaba una nota intermedia no era la más brillante de la clase ni la más tonta, mis amigos reían con chistes ocasionales en el receso, James era el típico amigo friki, vivía la mitad de sus días en varios videojuegos; Vincent era más del estilo deportista, unos de los titulares en el equipo de fútbol soccer, había tenido una temporada floja pero siempre nos contaba que el entrenador le daba entrenamiento extra junto a su hijo.

—Creo que hoy sí estás más estresada por los exámenes —dijo Vincent, secándose las lágrimas de sus ojos por los chistes de James.

—No, sólo es que aún tengo duda con algunas respuestas, no tengo ventajas de ser del equipo Vi —mentí mientras le daba un sorbo a mi bebida.

—Creo que hoy sacaré la mejor calificación en el examen de historia, tengo tantos conocimientos gracias a un juego que transcurre en importantes eventos históricos —aseguró James.

—Si claro, eso dijiste cuando tuvimos el examen de biología y apenas pasaste con un seis —dijo Vincent.

—Pero recuerdas el examen de dibujo técnico.

— ¿A ver y ese nueve a que juego se lo debes?

—A ninguno, pero eso fue puro talento —respondió James.

—Oye tranquila respira parece que tu mente no está aquí, no me digas que el vendedor de nieves te robó tus suspiros —dijo Vincent.

—Idiota él nunca me regalaría ni siquiera un cono, está lejos de mí —reí con sarcasmo.

—El nevero a sus cuarenta años aún no encuentra el amor —insistió James.

—Tampoco la cocinera aunque creo que imagina que le declaras tu amor, si sigues coqueteando por un postre ella te pedirá otra cosa a cambio —bromeé ocasionando que James enrojeciera.

—Si siguen bromeando con eso perderá su gracia pronto Vi —murmuró James.

—Entonces, dime ¿por qué platicas tanto con ella? —preguntó Vincent.

—No platico con ella, sólo le pido mi comida —respondió James comenzando a ponerse rojo.

Entre las bromas pensé en contarles mi experiencia de la noche pasada, pero tal vez los preocuparía al pensar que consumí alguna droga, y me traerían problemas con sus consejos que culminarán con una charla con mis padres.

Tras el timbre continuamos con otros exámenes que succionaban la alegría de todo el que los tenía enfrente, incluso el maestro enmudecía al ver las pésimas notas de algunos compañeros, eso significaba para él pasar horas extras con los alumnos que ignoraban sus clases; entre ellos James que miraba de un lado a otro buscando respuestas. Con el timbre finalizó mi día escolar; esperé a mis amigos para hacernos compañía hasta nuestras casas, para mi suerte vivían a sólo unas cuadras de distancia de mi hogar, tras verlos cuestionando sus respuestas les sonreí.

—Creo que con las calificaciones de estos exámenes mis padres podrán retirarme una parte de mi castigo —dije mientras salíamos de los jardines del colegio.

—Vaya aventura nos hubieras invitado, tal vez hubiéramos tomado mucho más hasta perdernos el asco —apuntó James.

—Idiota, ni bajo los efectos del alcohol —escupí golpeándole el hombro.

— ¿Aún conservas el interés de primaria? —sugirió Vincent.

—Vaya, creo que por fin escucho algo interesante Vi —dije acercándomele.

Todas las noches que soñé contigo.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora