Capítulo 4

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Mi padre había permanecido en silencio todo el trayecto desde el centro comercial hasta la casa, de seguro pensaba que ese tipo era mi novio, o algo parecido a un amigo con derecho con el simple hecho de que miro el abrazo que nos dimos, ya me había dado antes una plática sobre la responsabilidad y sobre mis decisiones.

Al entrar a la casa mi madre nos recibió con un chocolate y unas galletas, rompí el hielo comentándoles lo fácil que fueron los exámenes y prometiendo buenas notas que me abrirían muchas puertas en varias universidades.

Al recostarme en mi cama esperé que la bebida caliente liberara un poco de dopamina para poder tener un sueño temprano y para variar tener más horas de descanso, pero mi cabeza daba vueltas con los pensamientos sobre mis amigos.

— ¡Vamos cerebro es hora de dormir! —grité al darme cuenta que eran las 2 de la mañana.

Mis ojos se cerraron por fin alrededor de las 4 de la mañana apenas, para mi suerte era sábado por lo que me levanté sin problemas hasta las 11 recuperando un poco de mis horas perdidas.

La pantalla del celular encendía cada 10 minutos con un mensaje nuevo de Vi y de James, era el puente entre ambos cada fin de semana, se mandaban indirectas a través de mis respuestas, así si alguien encontraba extraños mensajes en sus respectivos móviles verían que sería mi número y no habría mayor mal entendido, claro por qué era de una chica.

James:

Extraño ese momento cuando nuestras manos se entrelazaron en medio del examen.

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Vi:

Tal vez podríamos juntarnos para ver alguna película, claro si quieres y si nos acompaña ya sabes quién.

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James:

Espero que sí, tenemos que hablar de lo que pensamos y sentimos.

Reenviar...

La conversación me emocionaba, era como si fuera una especie de cupido, eran mis mejores amigos quería que fueran felices pero nuestra sociedad es demasiado prejuiciosa; con esos temas llegando a ser demasiados cerrados de la mente aun cuando antes en varias culturas la homosexualidad era algo cotidiano.

Acompañé a mi madre al supermercado para hacer las compras de la siguiente semana como mi castigo, era una oportunidad de salida que no podía desperdiciar, tras caminar por ese amplio estacionamiento seguí reenviando los mensajes.

Absorta en mi celular choqué con un sujeto, el mismo sujeto del autobús, ¿acaso me estaba siguiendo? Me miró desde la oscuridad de su capucha, pedí disculpas y al ver que mi madre se alejaba traté de correr, pero el extraño dijo algo que me detuvo, era la misma voz del chico del bar.

—No es una droga —dijo comenzando a caminar.

—Si no lo es dime ¿por qué tuve ese sueño tan extraño y caí dormida al instante? —repliqué jalándolo de la gabardina.

—Es algo natural que te relajó, es algo inofensivo que tranquiliza tu mente sin dañarla, el sueño puede que sea sólo un vínculo —se dio la vuelta.

—Si es natural ¿entonces me podría ayudar con mi problema de insomnio? —pregunté sin soltarlo.

—Puede ser, pero no te puedo dar más de una dosis —respondió metiendo su mano en su bolsillo.

Me extendió su mano y me dio otra cápsula, al soltarlo y ver la oportunidad de tener un excelente sueño reparador me despisté por un segundo al levantar la vista el sujeto ya no se encontraba, miré a todas partes buscándolo pero nada, mi madre me gritó desde la puerta automática, oculté la píldora y corrí para reunirme con ella.

Todas las noches que soñé contigo.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora