🐾Capítulo 6

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Jimin suspiro desanimado. Su cuerpo ya estaba bien, su energía ya había vuelto completamente y eso solo significaba una cosa, ya era hora de irse.

El omega realmente iba a extrañar a Yoongi, el pasar tiempo con él frente a la chimenea, recibir sus mimos en su forma de conejito, sus sonrisas, sus caricias, las conversaciones... Todo.

Jimin realmente no tenía ningún deseo de irse, él quería quedarse. Se había acostumbrado a la grata vida al lado del dragón con tan solo unos días, casi una semana y no creía que eso fuera bueno.

No, no lo era si sentía que su corazón se estaba partiendo en dos por tener que irse y probablemente no volver nunca.

Él ya se había acostumbrado a ayudar con el aseo de la casa, esperando ansiosamente a que el alfa volviera de su trabajo, el cual había reducido lo justo y necesario, lo que debía de ser desde un principio. Preparar las comidas para ambos y el dormir juntos.

El conejito realmente amaba como el gran cuerpo de Yoongi le cubría la espalda y sus fuertes brazos rodeaban su cintura, manteniéndolo apretado a su firme cuerpo durante toda la noche.

Más de una vez habían despertado en misma posición, y a Jimin le tocó morderse el labio inferior y fingir seguir durmiendo al sentir una erección mañanera contra su trasero, solo para evitar el momento incómodo...

O eso quería pensar, ya que él sabía que fingía solamente para sentir por más tiempo el miembro del alfa presionando contra él, llenándolo con pensamientos impuros y lujuriosos.

Sacudió su cabeza, tratando con fuerza de sacarse aquellas imágenes de su cabeza. Se sentía terrible por tener aquellos pensamientos por el alfa, pero la atracción que sentía por el shifter dragón no la podía controlar.

Esa mañana, Yoongi le había dicho que le tenía una sorpresa antes de irse a trabajar.

Jimin imaginaba que era algún tipo de regalo de despedida, no podía pensar en otra razón a decir verdad.

Su segundo par de orejas se movieron al captar un sonido fuera de la casa. El shifter conejo se enderezó en el sofá dejando de lado uno de los libros de misterio de Yoongi.

Tomando la manta que ya prácticamente era suya, se la colocó sobre sus hombros y caminó hasta la ventana.

Los nervios, miedo y terror había desaparecido completamente a comparación del primer día en que estuvo en la casa. Aunque aún se ponía nervioso cuando sentía personas desconocidas cercas, ya no intentaba escapar o esconderse, claro que la vez que alguien se acercaba al hogar de Yoongi, este siempre estaba presente brindándole ese sentimiento de seguridad y protección.

Se asomó más cerca de la ventana al descubrir que era Yoongi y que traía una caja grande entre sus manos.

Afirmando con una mano la manta alrededor de sus hombros para que no cayera, se acercó a la puerta y esperó a que el alfa estuviera lo suficientemente cerca antes de abrir.

—Bienvenido a casa —saludo observando con curiosidad la caja.

Yoongi sonrió—. Estoy en casa.

La primera vez que su conejito lo había saludado así, Yoongi casi se había derretido ante la imagen hogareña. Había deseado tanto tener a alguien recibiendo así al volver a casa que aún era increíble.

Incluso, estúpidamente ahora gustaba salir sólo para volver y ser recibido con esa dulce sonrisa y tierna voz del menor. Pero también le encantaba el tiempo que pasaba junto al conejito, y así, sus sentimientos batallaban en su interior en un completo caos por tomar ya a su pareja.

Cálido InviernoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora