Marta está dispuesta a dejar su pasado atrás , un pasado nada bueno , lo que no sabe es que para abandonar lo que sucedió debe afrontar nuevos cambios que no la dejarán dormir por averiguar los secretos que guarda aquel pueblo del norte . ¿ Te atrev...
Había dejado de llorar, pero mis nervios no parecían calmarse, si no todo lo contrario, cada vez iban a más
Llevábamos una hora en la comisaría. Ya habíamos puesto la denuncia de la desaparición y le había contado todo lo que me había pasado con Tom. Sus padres ya venían desde Madrid hacia el pueblo.
- Marta, cálmate. Los policías ya han empezado con la búsqueda por todo el pueblo. Tenemos que tener en cuenta de que se haya podido ir Madrid - dijo el agente. Les conté lo que me dijo Tom de que se quería ir hoy mismo. Los agentes nos dijeron que había un porcentaje bastante elevado de que haya pasado eso. Igualmente buscarían a Tom con la misma igualdad de desesperación.
- Tengo que ir a terminar unos papeles. Podéis volver a casa, si nos enteramos de algo, no dudaremos en llamarlas - dijo el agente mientras recogía sus cosas de su escritorio
- Marta, necesitas calmarte. Vamos a casa y te tomas una tila - dijo mi madre acariciándome el hombro
- Mamá, si por algún casual salgo de la comisaría sería para buscarle. No entraré a casa si no es con Tom
- Marta, ya sabes lo que nos ha dicho la policía, no podemos salir a buscarle. Correríamos peligro de que nos pasase algo, todo está muy reciente y lo único que nos queda es dejarlo todo a manos de los policías
Yo solo me limité a asentir. Muy dentro de mí sabía que Tom no se había ido Madrid, por más que lo quisiese creer. El mal presentimiento no paraba de repetirse, me sentía culpable de haber discutido con él. Si no le hubiese insistido en que me lo contase, todo esto no había pasado. Y con esto me demostraba a misma lo mal amiga que era
- Mamá necesito salir fuera - dije dirigiéndome a hacia ella con los ojos llorosos
- Vale, saldré contigo. Tengo que hablar con la madre de Tom para saber por dónde están - respondió mi madre mientras cogía el bolso de la silla
Cuando salimos, me senté en las escaleras. Comencé otra vez a recordar la discusión que había tenido con Tom
¿Enserio te sentiste sola? ¿Enserio no sentiste que yo estaba a tu lado? Lo pasé fatal cuando me contabas lo mal que lo pasabas en ese maldito instituto, lo pasaba fatal cuando yo no podía hacer nada por evitarlo
Esas palabras se me repetían constantemente. Ahora sabía lo que era sentirse sola de verdad, me sentía culpable y lo peor de todo es que yo no podía hacer nada por evitarlo.
Este día se estaba convirtiendo en mi peor pesadilla.
Ya habían pasado dos horas. Había dejado de llamar a Tom, la esperanza de que me lo cogiese había desaparecido. A sus padres les faltaba veinte minutos para llegar y por supuesto no había ninguna noticia de que estuviese en Madrid. Intentaron rastrear su móvil pero no dio resultado.
Yo estaba en una de las sillas de la comisaría, mi madre se había ido a por una infusión para ella y mi padre ya estaba enterado de lo de Tom. Nos dijo que iba a venir mañana lo antes posible.
- Hija lo encontrarán - dijo mi madre tomando asiento a mí lado.
Los minutos fueron pasando, hasta que la puerta de la oficina se abrió y el agente entró. Tenía la cara pálida y sabía que lo que nos iba a contar no iba a ser nada bueno.
- Lucia, Marta, han encontrado su cuerpo en el bosque.
Cuando esas palabras llegaron a mis oídos, las lágrimas empezaron a correr por mis mejillas. Sentía como si el mundo se hubiese venido a abajo.
- No, no, no ma-mamá. El no ha mu- muerto - dije llorando mientras abrazaba a mi madre.
La culpabilidad inundaba mi cuerpo, todos los momentos felices junto a él pasaron por mi mente. No volvería a ver esa sonrisa nunca más, no iba a poder tocarle, hablarle, no le volvería a abrazar. Y mucho menos tenerlo a mí lado. Lloraba y lloraba. Sentía que no podía respirar y salí rápidamente de la comisaría. Empecé a correr sin rumbo alguno. Hasta llegar a uno de los callejones del pueblo. Me puse a dar patadas y golpear todo lo que había por medio. Estaba desesperada
- No, no, no - dije llorando mientras me acercaba a la pared y me deslizaba hasta el suelo. Me sentía abatida y destrozada.
Ya había pasado un día desde su muerte. Estaba en mi habitación poniéndome un vestido negro para su entierro. Ayer nos dieron los resultados de la autopsia. Fue un asesinato, y por lo que nos dijo el policía, antes de asesinarlo fue torturado. Tenía unas grandes ojeras y los ojos totalmente rojos de tanto llorar. La noche anterior no pude dormir nada, lloraba cada dos por tres y recordaba todos los momentos que había pasado a su lado.
- Marta es la hora de irse - dijo Pilar la madre de Tom entrando a la habitación
- Sí, ya salgo
- Marta, que sepas que eres como una hija para mí y no te sientas culpable de nada de lo que ha pasado
Asentí y me acerque a darle un abrazo. Íbamos a enterrar a Tom en Selencia, según su padre a él le hubiese gustado estar donde yo estoy
Ya habíamos llegado al cementerio, estaba mirando fijamente su ataúd, no prestaba atención en lo que sucedía a mí alrededor. Mi padre había llegado hoy por la mañana, el pueblo ya estaba enterado del asesinato. Otra cosa que también me dolió fue que a los que había considerado mis amigos ninguno se presentó al entierro ni me llamaron para saber cómo me encontraba
Cuando empezaron a bajar el ataúd, sentí una presión en el pecho, Pilar me abrazó mientras ambas llorábamos desconsoladamente.
- Mi niño - susurró Pilar mientras lloraba
Cuando el entierro terminó. Les pedí a mis padres y a los de Tom que si podía quedarme unos minutos. Ambos asintieron y se fueron alejando poco a poco, me acerque a la tumba, me limpié las lágrimas y dije:
-Keke, te echo muchísimo de menos. Las horas, minutos y segundos se me pasan lentísimo. Todavía no me creo que ya no estés aquí. Te tuve que detener, me siento culpable y espero que algún día me perdones. Voy averiguar quién te ha hecho esto y te lo juro que le mataré con mis propias manos. Y que sepas que vendré a verte siempre que pueda.
Cuando terminé de hablar, sentí una presión en mi hombro derecho.
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