CAPITULO 35: DETALLES MENORES

754 59 1
                                    

4 de abril del año unificado de 1941

Quisal, Colonia Ibérica de Setsuana

John Harrison estaba en los muelles del pequeño puerto. observando su barco de carga, mientras cargaban a Sweet Anna. Setswana tenía que ser el gilipollas del mundo. Era miserablemente caluroso, húmedo y casi tan civilizado como una casa de prostitutas en Mississippi.
 "Probablemente soy el único hombre blanco en todo este país abandonado". Penso aquel (comerciante).
 -He pasado seis meses en este lugar, ¡seis putos largos meses rodeado de los negros locales y un puñado de iberos grasientos, que apenas trabajan a medio paso!. Son codiciosos, flojos y corruptos como el infierno. Era sorprendente que hubiera logrado hacer algo-.
Se dijo a si mismo mientras veia su cargamento e imginaba que nunca mas volveria a este lugar, pues la mitad del dinero que había gastado en la operación minera desapareció en los bolsillos de la policía y los funcionarios locales, No había un solo camino pavimentado en toda la maldita colonia y solo llevar el equipo de minería de Quisal al campo había llevado dos semanas en los senderos de tierra que pasaban por caminos aquí-.

-Lo único bueno de este lugar  fue que había muchos lugareños con fuertes espaldas listos para trabajar, probablemente deberia de llevarme un puñado de obreros conmigo-. Nuevamente se dijo a si mismo con arrogancia y algo de amabilidad.
Les pagaba un dólar al día y trabajaban de sol a sol.  
  John era un hombre solitario y realmente no tenia muchos amigos, pocas veces se logro relacionar con los lugareños y en si, los otros comerciantes lo despreciaban, pero esto a el no le importsba pues el solo estaba en este lugar para hacer negocios, o bueno a excepcion de un lugareño.

-¿ya esta todo listo para partir razulu?-
Le dijo a un capataz de edad ya avanzada que se encontraba supervizando y acomodando el cargamento.
-si señor dentro de poco estaran los preparativos listos para zarpar-.

  Esto era toda una alegria para el, pues desenterrar las rocas negruzcas y plateadas y transportarlas a un almacén en la ciudad tampoco había sido una alegría. Al final, sin embargo, había sacado mil toneladas de uranio del suelo. Una vez que se lo entregara a Pelle, en Prusia, el trabajo iba a  estar hecho y él recaudaría cuarenta mil dólares estadounidenses.

-¿ahhhh, Los prusianos son un grupo extraño?, no lo crees Razulu-, pregunto con con cierto tono de aburrumiento y de curiosidad

-¿por que lo dice señor?-
-pues les preocupaban mucho los secretos y no dejar que nadie supiera hacia dónde se dirigía su carga. O tal vez solo era Albert el que era raro-. 
-oooh se refiere a ese comerciante extranjero que vino a verlo-. El capataz se puso pensativo y tras reflexionar contesto. -ahora que lo dice es cierto ese sujeto era demasiado enigmatico, parte del contrato tenia una cláusula de que no se  revelara ni su relación comercial ni el destino de la carga. Albert afirmó que había una gran demanda de uranio en prusia y que no quería que ninguno de sus competidores supiera sobre la mina-.
-Escucha Razulu, he  trabajado unos veinte años en la industria minera y esta clase de negocios no son normales-. había llevado a cabo una pequeña operación en Arizona en la cual había desenterrado cobre. Las cosas habían ido bien hasta el incidente-, el suspiro con decepcion y gran frustracion antes de continuar. -cuando todo se fue a la mierda. Todos mis compradores dejaron de comprarme, tuve que cerrar mi puta  mina y creeme yo mismo perdi todo lo que tenia. Había estado buscando oro en africa casi en la ruina-

-ahora que lo mencionas casi no te he oido hablar sobre el, a todo esto ¿como se conocieron?. Razulu pregunto con curiosidad.

-Estaba en un bar ahogando mis penas por mi situacion, cuando de prepente un pequeño hombre apuesto se a cerco a hablarme y me ofrecio este trabajo al igual que suficiente dinero por adelantado para cubrir todos los gastos. -
-la verdad yo siempre pense que Albert era una especie de vendedor de aceite de serpiente o un estafador- contestó con ironia Razulu
-pues en eso ya somos dos, pero extrañamente el dinero era real y el tipo no solo me ayudó a formar una nueva compañía, sino que me consiguió todas las licencias y autorizaciones especiales que necesitaba para trabajar en Setswana. Dado lo corrupto que era este lugar, eso no poduo haber sido barato. Según la administración colonial, su compañía, Harrison Developers Inc., poseía todos los terrenos y equipos. Sin embargo, Albert proporcionó los fondos y nunca tuve idea de a quién representaba.
El capataz seguia edcuchandolo atentamente sin perderse un detalle.

Youjo senki volumen XDonde viven las historias. Descúbrelo ahora