-Deméter, querida, ¿porqué ibas a defender a alguien tan desdichado como Ares? ¿No sería mejor dejarle, mientras tu vuelves a lo tuyo? Nosotros aceptamos y respetamos tu postura de mantener tus intereses particulares, sin enredarte aquí en el Olimpo - Hera golpeaba con suavidad mediante sus palabras condescendientes. Sonreía falsamente mientras acariciaba a un cuco.
-Porqué me apetece. Cuando una tiene poder puede hacer un poco lo que le plazca. -Deméter ya estaba haciendo oratoria, dirigiéndose a su vez tanto a Hera y Zeus como al resto de interlocutores. Sonreía de forma espléndida.
-Y yo tengo más poder y podría decir que no haría justicia que Ares se escondiera tras de ti. - espetó Zeus, con visible aire provocador y autoritario.
-También eres un cerdo y nadie te quiere, y no te lo vamos recordando. - bufó desde su sitio entre los brazos de Hades, iracunda, Perséfone.
-¡Como te atreves, niña insolente! - a Zeus le salieron rayos por los ojos, literalmente.
Hades clavó una mirada helada sobre su hermano. Se hizo el silencio por unos instantes mientras abrazaba a Perséfone. - ¿O si no... qué? - dijo suave y desafiante.
-¿Ya vas a salir tu por medio, Hades? - Zeus golpeó con el puño el reposa brazos del trono.
-¿Yo? Para nada. Va asalir ella misma a por ti, pues al contrario que tu con Hera, le concedí plenos poderes del Inframundo, y es tan reina como yo.
Se hizo de nuevo el silencio en el salón. Entre los dioses había murmullos, pero también muestras de ovación contenida hacia Perséfone y Hades. Todo el séquito de Ares y Afrodita, junto a ellos mismos, se reían.Algo parecido ocurría por el lado de Artemisa.
-Podrías, por supuesto... - Deméter alargó las palabras, gesticulando teatralmente. Ella ya había empezado su trabajo de oratoria. - ¿Pero a caso eso no significaría que tendrías que exponerte tu también,y no tener a la sabia Atenea para representaros a ti y a Hera? - se escuchó un murmuro de afirmación alrededor, por parte del resto de dioses.
Zeus apretaba los puños.Se miraron con Hera, y luego ambos miraron de nuevo a Deméter. Bufó con exasperación, mirando al resto de dioses a su alrededor. - Está bien, dejaré que sigas.
Deméter hizo una sonrisa irónica, aunque encantadora, y tomó aire. Unos segundos de pausa le sirvieron para hacerse un orden mental de aquello que iba a exponer.Reflexionó sobre las acusaciones lanzadas y sobre los implicados. No era fácil. Empezó.
-Algunos de nosotros hemos pasado varios años pugnando en ese conflicto entre aqueos y troyanos. Si del mismo modo que unos lo hicieron por los aqueos y otros lo hicieron por los troyanos, ¿por qué juzgar a alguien que también eligió?
-Porqué ya había elegido una vez y luego faltó a su juramento y a las obligaciones para con sus padres. - Atenea respondió, rápida y fulminante.
-¿Se juró sobre el Estigia? - Deméter frunció una ceja e hizo una media sonrisa.
Se hizo un breve silencio, solo roto por algunos murmullos por alrededor.
-No hace falta jurar sobre el Estigia para tener que jurar. Solo dar la palabra y que quien la da sea alguien respetable.
-Mi querida Atenea, esto no trata sobre establecer dicotomías. No voy a poner en duda la respetabilidad de Ares, aunque algunos de aquí os gustaría ver eso.- Deméter miró alrededor, sonriendo con algo de sorna. - Pero lo que si voy a poner en duda es que Ares llegara a jurar tal cosa.
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El Perro de la Guerra
FantasíaTodos saben que el voluble Ares lucha hacia por el bando que derrama más sangre, pero no es hasta la muerte de uno de sus hijos que toma parte visible para los aqueos. Sucesos posteriores le harán ver que en realidad solo está siendo una herramienta...