Poco después de que a Ares le fuera anunciado su juicio se dio prisa en prepararse mínimamente. Era consciente de sus limitaciones ante una lucha dialéctica en este caso, y Afrodita también sabía que lo suyo no era precisamente las largas y aburridas elocuencias. La última vez que le juzgaron, fue Hermes el que se encargó del discurso, pero esta vez el astuto dios se había lavado las manos. Ares había hablado con su amiga Artemisa para ver si Apolo podía aportar su donde palabra, pero fue avisado de que mejor no se lo pidiera. El dios arquero estaba disfrutando demasiado de, lo que él consideraba que era, una graciosa situación. A ambos se les ocurrió pedir ayuda a Temis, la diosa de la justicia. El problema de la diosa de la justicia es que era... justa. Completamente neutral. Si las cosas se torcían, se pondría del lado más adecuado, y el problema es que Zeus personificaba la misma ley de los dioses, así que existía otro conflicto de intereses.
Divagando y pensando pasaron algunos días, hasta que de repente otra idea les vino a la cabeza. Ahora mismo estaban ambos en Tracia, en la casa solariega de Ares. Era el lugar más cercano del Olimpo, sin estar bajo el estricto control de Zeus o cualquiera de sus espías, intrigantes o argucias. Era un sitio tranquilo, en medio del bosque, con un prado y una cuadra para los caballos de Ares. La casa era amplia, hecha de madera. Cerca de la misma había una arena con piedras grandes con agarraderas, a modo de pesas, así como postes anchos de madera, con sacos de arena para golpear. También había muñecos de entrenamiento y armas embotadas y de pesos mayores de lo habitual,para entrenar. Era el gimnasio particular de Ares. A nadie podía extrañarle que el dios de la guerra tuviera algo así.
-¿Sabes, Ares? Creo que ya se quien estaría dispuesta a ayudarnos. - Afrodita estaba bajo una lona, a cubierto del sol, tomando un refrigerio de zumo de moras con hielo bajado de la parte más alta de las montañas de más al norte. - ¿Pero podrías dejar de hacer pugilato desnudo, por favor? Haces que me desconcentre.
-¿Quien? A estas alturas ya me veo teniendo que soltar el discurso yo mismo, mientras Hera o la propia Atenea me humillan y me destrozan con las palabras. - se secó el sudor de la frente y tomó una vasija grande de agua que había cerca, echándosela por encima.
-Tranquilo que eso no va a ocurrir. - hizo una sonrisa llena de confianza, pues ya estaba tramando algo. - Porqué la que te va a ayudar es Deméter.
-¿Deméter? ¿Por qué iba a ayudarme a mi? No me debe nada, ni ella me debe nada a mi. Solo regimos aquello que mueve a los mortales: la guerra y la cosecha. Es más, a ella le suele gustar el orden y las cosas pausadas.
-Si, si, ya lo sé. Conozco a Deméter. Es un poco maniática del orden y demás. Tampoco le gusta que el caos y la guerra acabe quemando las perfectas cosechas bien establecidas. - Por un momento pareció darle la razón a Ares. - Pero... hay que pensar más allá. No os debéis nada entre vosotros, pero Deméter siempre se la ha tenido jurada a Zeus. -Afrodita entrecerró los ojos e hizo una sonrisa maliciosa.
-¡Lo de Perséfone! -exclamó Ares, cayendo en la cuenta. - De cuando persiguió a la pobre muchacha y tuvo que esconderla en el Hades. Con Hades.
-¡Efectivamente! Veo que vas atando cabos por fin, mi pajarito listo. Si, lo de esconderla y demás. Una historia de amor preciosa, la de Perséfone y Hades, ya te lo puedo asegurar. - Afrodita se miró las uñas, sonriendo con coquetería y presumiendo de su dominio.
-¿Y a qué esperamos? ¡Vamos! - Ares estaba más animado, sobretodo ante la idea de que alguien competente pudiera representarle. Deméter era más que competente.
-¿A donde vas? ¿A caso sabes donde está Deméter? - se cruzó de piernas mientras acababa de saborear su zumo helado. - Porqué tiene muchas casas y tierras por todo el territorio de los aqueos.
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El Perro de la Guerra
FantastikTodos saben que el voluble Ares lucha hacia por el bando que derrama más sangre, pero no es hasta la muerte de uno de sus hijos que toma parte visible para los aqueos. Sucesos posteriores le harán ver que en realidad solo está siendo una herramienta...