❍ Es la historia que trata sobre la vida adolescente que viven estos paises latinoamericanos, pero en quien se va a centrar esta historia es de un país sudamericano; Chile.
Chismes por aquí, por allá, pareciera que nadie se calla, pero este país ten...
Ya era la quinta vez que sonaba la alarma, la cual no tenía música alguna, lo que único que hacía era vibrar debido a que el Chileno lo había programado para que hiciera solamente ello.
— Maldito despertador —trataba de tomar su celular con sus ojos entrecerrados—. Te tengo.
Al tener su celular en sus manos de forma inmediata apagó su alarma, soltando un pequeño bostezo.
Su habitación estaba alumbrado por la luz del sol, algo que le pareció algo raro pues normalmente no estaba así de alumbrado cuando se levanta, solía estar más oscuro.
— Un segundo..—rápidamente tomó su celular, apretó el botón de encendido y reviso la hora que sale en su pantalla de bloqueo— NO, AHORA VOY A LLEGAR MÁS ATRASADO DE LO NORMAL.
Se levantó de golpe de su cama, cosa que se arrepintió de forma inmediata pues su cabeza daba vueltas y vueltas, nada peor que levantarse tan rápido y sentir ese horrible mareo.
Al ya sentirse mucho mejor empezó hacer lo que hace una persona normal al despertar; vestirse, comer y ordenar un poco antes de irse.
. . .
Al estar listo, miró su celular rápidamente para ver la hora, definitivamente no iba a llegar a tiempo a la escuela.
Perfecto, ahora tendrá que pensar en alguna excusa durante el trayecto hacia allá.
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Al momento de llegar por fin pudo descansar unos segundos en la entrada del gran lugar, su respiración estaba agitada de tanto correr, se arreglo un poco la camisa junto a su corbata para entrar a un paso más relajado con su excusa lista.
Estaba llegando a su salón cuando vio una de sus peores pesadillas, la ONU mirándolo con una sonrisa que se notaba que era falsa, era maligna y decía algo tipo; "Te pille y no te podrás escapar de mi esta vez".
— ¡Director! Se ve muy bien hoy, ¿nueva corbata? —trataba de darle cumplidos, pero la ONU no decía ni una sola palabra— Sí, mejor me voy a mi sala, un gusto.
Chile sintió como le agarraron el brazo con fuerza cuando ya se iba, trago saliva y giraba poco a poco la cabeza para hacer contacto visual con él. Aún la ONU mantenía esa espeluznante sonrisa.
— A la dirección ahora, iré contigo en unos minutos. —fue lo único que dijo para luego soltarlo, dejando en obvio que deseaba que se fuera adonde se le pidió, y no a su sala.
El chico con un parche en el ojo puso una cara de disgusto, de hace un tiempo que no iba allá, es más ¡iba a romper su récord! Pero ahora se arruino todo sólo por llegar tarde. No le quedó de otra que caminar hacia allá pero lo hacía con tan poco interés, lo hacía a paso lento mientras arrastraba sus pies y creaba aquel ruido molesto que todos detestan.
. . .
Cuando llegó a la sala de espera pudo ver que habían dos personas que conocía y de hecho eran unos de sus mejores amigos, no pudo evitar sonreír, él no estaría solo mientras esperaba que la ONU lo llamara.
