—Nos contó un pajarito que llegaste tarde —decía Chile con una sonrisa malvada. Tenía acorralada a la pobre ecuatoriana con ayuda de sus otros amigos.
—No sé de qué hablas..
—Tú sabes a que me refiero —estando lo suficientemente cerca de la muchacha, con cuidado tomo un pequeño mechón de su pelo y empezó a jugar con éste—, y sabes lo que quiero.
—No sé, me siento algo mal por Ecuador —admitió en murmullos Argentina.
—Ella sabía los reglas —le respondió de brazos cruzados el norteamericano.
Los cuatro chicos simplemente miraban de forma intimidante a la única femenina presente. Ella ya no aguantaba la presión, iba aceptar aquello que le propusieron como castigo por llegar tarde.
Se alejó un poco de Chile que estaba —casi— encima de ella, para tomar aire y luego cumplir con los caprichos de los hombres.
—Me han dicho un dicho, que dicen que he dicho yo. Ese dicho está mal dicho, pues si yo lo hubiera dicho, estaría mejor dicho, que ese dicho que dicen que algún día dije yo —habló en un velocidad perfecta para poder comprender lo que decía, y a la vez hacía entender que podía decir aquello con una buena fluidez.
Los chicos empezaron aplaudir ante eso. Y es que su castigo no trataba más que sólo decir trabalenguas.
—Eres buena, ¿qué tal otro? —preguntó Perú con una gran sonrisa.
—¡Sí! ¡Otro! —siguió México bastante entusiasmado.
A la femenina no le quedó de otra que aceptar ante aquellos pedidos.
—El rey de constantinopla se quiere descontantinopolizar, aquel que lo descontantinopolize un gran descontantinopolizador será —esta vez pronunció mucho más rápido, dando por sorprendidos a sus compañeros.
Nuevamente se pudo oír los aplausos por parte de los chicos, le encantaban escuchar cosas así para divertirse. Mientras que Ecuador los encontraba extremadamente raros, nunca nadie la había halagado por decir juegos de palabras. Ya entendía porque el grupo consta únicamente de ellos y nadie más.
Pero siendo así de raros, había algo que le agradaba de ellos. No entendía qué era, pero hay cosas que era mejor no preguntarse.
—¿Ven? —del conjugar "ver". El chileno, quién había dicho esa pregunta anteriormente, levantó levemente a la chica presumiendo de ésta— ¡Les dije que era inteligente!
"¿Saber trabalenguas me hace inteligente?" se cuestionó la chiquilla.
Ella se limitó a sonreír de forma nerviosa, nunca había sido el centro de atención como lo era ahora. Y la pregunta era "¿por qué?", ¿por qué los chicos la halagaban tanto?
—¿Qué tal si hablamos de otra cosa? Ya saben, todo este tiempo hemos hablado de mí, ¿qué es lo que generalmente hablan?
—¿Qué hablamos..? —bisbiseo Perú con una mano sobre su barbilla.
Los de sexo masculino se quedaron mirando, estaban pensando en alguna respuesta, pero pareciera que de un momento a otro todos se pusieron tímidos y avergonzados. México miraba hacia otro lado apenado, Perú fingía pensar, Chile jugaba con sus pies y Argentina jugaba con los dedos de sus manos.
Ecuador no entendía.
—¿Están bien?
—Es que generalmente nunca tiene sentido lo que hablamos —comentó por fin uno de los hombres, que fue México.
—No estás a la altura para saber —dijo Perú.
—¿Cómo que no estoy a la altura? —se veía un poco desanimada después de oír eso.
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𝐎𝐓𝐑𝐎 𝐃𝐈́𝐀 𝐌𝐀́𝐒 𝐄𝐍 𝐋𝐀 𝐄𝐒𝐂𝐔𝐄𝐋𝐀 (CANCELADO) ── chile.
Humor❍ Es la historia que trata sobre la vida adolescente que viven estos paises latinoamericanos, pero en quien se va a centrar esta historia es de un país sudamericano; Chile. Chismes por aquí, por allá, pareciera que nadie se calla, pero este país ten...